• Psicóloga dejó su profesión y creó helados para mascotas con residuos de la pesca artesanal

    La frustración que experimentó al ver cómo la pandemia arrasó con su consultora motivó a una joven talquina a radicarse en la Caleta Duao. Allí dio vida a FOOR, emprendimiento que elabora comida y snack para perros y gatos con jibia y carnes.

    Ignacio Arriagada M.

    Cada vez que sus padres y familiares le preguntaban qué quería ser cuando adulta, Ignacia Vila no escatimaba en responder. Con tan sólo siete años, los miraba a los ojos y les respondía, con una inusual seguridad para su edad, que medicina veterinaria. Su pasión por las mascotas era similar a la que demostraba cuando jugaba a los negocios en el patio de su casa, en Talca, Región del Maule. Cuando terminó la enseñanza media tuvo que elegir por uno de los dos caminos y optó por lo que más la movía.

    "Cuando salí del colegio yo quería ser emprendedora, pero no sabía qué emprender. Por eso en 2009 entré a estudiar ingeniería comercial, pero mis pocas habilidades en matemáticas hicieron que fracasara. Al año siguiente, en 2010, me retiré de la carrera y entré a estudiar psicología", relata.

    Titulada en 2017, Ignacia mantenía entre sus planes montar una empresa. Y, a pesar de desempeñarse en una carrera humanista, lo concretó abriendo una consultora, con la cual capacitaba en habilidades sociales a empresarios de distintos rubros de la Región del Maule.

    En paralelo, además realizaba clases en un centro de formación técnica local. Cuando los proyectos iban en alza la pandemia por el covid-19 provocó un radical cambio en su vida.

    "En marzo de 2020 yo estaba en plena gestión de tres proyectos que estaban prácticamente cerrados para su ejecución. Vino la pandemia y se acabaron la reuniones y las negociaciones. Los recursos que estaban comprometidos se redestinaron a cosas más importantes, más urgentes. No había más que hacer", reconoce.

    El éxito que había alcanzado la consultora en la zona, que años le costó forjar, se derrumbó en un par de días. Así, ante ese panorama, la joven psicóloga, admite, se "vio encerrada en su casa sin tener mucho qué hacer, más que las clases online".

    Reinventarse

    Antes de la crisis sanitaria, Ignacia conoció a su pareja, Jorge Bravo, quien se desempeñaba como pescador en la Caleta de Duao, en Licantén. Al poco tiempo ella se trasladó a esa zona, donde conoció la realidad de la pesca artesanal. Sin imaginarlo, este oficio la acercaría a su nueva actividad laboral.

    "Gracias a la pesca conocí al dueño de una planta procesadora de productos marinos que son exportados al mercado asiático. Este señor me comentó que tenía problema con los residuos que generaba su planta y yo, inmediatamente, le dije: 'estos residuos deben servir para algo'", comenta.

    Mientras pensaba qué hacer con este recurso, se le vino a la mente un episodio doloroso que vivió en 2011 cuando estudiaba. Su gato, según Ignacia, experimentó problemas al corazón por el consumo de alimentos industrializados. Para mejorar su estado le dio comida holística, que era completamente natural. Increíblemente, en las semanas siguientes su gato estaba en mejores condiciones. Hacer un producto similar, pero con los recursos diponibles en la Caleta Duao, sería la excusa para emprender.

    "En 2021 postulé al programa 'Semilla Inicia', de Corfo, con la idea de estudiar los residuos de la jibia para hacer alimentos de alta calidad nutricional para perros y gatos", explica.

    Embates

    Luego de adjudicarse los 20 millones de pesos, la psicóloga hizo tres cosas: formalizar su marca, a la que llamó FOOR; desarrollar la fórmula de la comida; y adquirir la maquinaria para la producción. En el momento en que la pareja pensaba que el producto iba a salir pronto al mercado, una mala asesoría técnica de un tercero lo frenó.

    "La fórmula no resultaba, ya que el producto se echaba a perder. Las máquinas que habíamos comprado no servían. Todo fue pérdida. Casi 25 millones de pesos a la basura (...) En marzo de 2023 no tenía producto ni plata, sólo una marca y un proyecto a medio andar", dice.

    Buscando alternativas para resucitar su sueño, Ignacia dio con una planta en la comuna de Paine que accedió a rediseñar la fórmula. En agosto de 2023 FOOR salió nuevamente al mercado, pero esta vez con un enlatado para gatos. Sin embargo, una vez más, los errores hicieron lo suyo.

    "Al poco andar, con los análisis de laboratorio nos dimos cuenta que el producto no cumplía con el estándar nutricional que prometía. Esto por fallas de procesos industriales (...) Decidimos sacar el producto y no seguir vendiendo", indica.

    Con dos intentos fallidos en menos de un año y sin recursos disponibles, todo hacía proyectar que FOOR no iba más. El amor por los animales que esta talquina manifestaba desde muy pequeña, sumado a las ganas de crear un negocio propio, la motivaron a intentarlo por tercera vez. Para levantarse postuló esta vez al programa "Semilla Expande", de Corfo. Impresionada, Ignacia leyó en un correo que había sido seleccionada.

    El dinero otorgado esta vez no podía desperdiciarse nuevamente, por lo que el trabajo de reformulación de los alimentos para gatos y perro se llevó a cabo aún más minuciosamente.

    En abril de este año FOOR saltó con todo en regla al mercado, con comidas y helados a base de residuos de jibia y descartes de pollo, pavo y conejo. Todos los productos son envasados en potes de 120 gramos de polipapel compostable, los cuales se encuentran disponibles en más de 35 puntos de venta, entre las regiones Metropolitana y del Maule.

    Si algo marcó la vida de la joven psicóloga en estos cuatro años de trabajo es que la clave de todo es la perseverancia. "Tuve que vivir fracasos y negligencias, pero me levanté siempre, y de eso no me arrepiento", señala.

    una tonelada de residuos de jibia y descartes de alimentos ha reutilizado la pyme.

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