Ignacio Arriagada M.

Durante el año 2017 Matías Moya, Constanza Escobar y Jaime Rovegno, todos amigos e ingenieros de la Universidad de Chile, emprendieron sus carreras profesionales en la industria minera. Ejerciendo labores en distintas faenas del país constataron y experimentaron en carne propia un problema conocido: la contaminación y polución en el aire.

"Dado que estábamos ahí veíamos a diario que la contaminación generaba problemas a nivel visual, operacional y, principalmente, en la salud de los trabajadores", recuerda Matías.

La inquietud por desarrollar una solución a este grave asunto hizo que Moya y Rovegno idearan un proyecto que disminuyera el peligro de inhalar el polvo y los gases suspendidos en las minas y con ello la aparición de enfermedades o afecciones en el personal. Al poco tiempo se sumó Escobar.

Inicialmente, la propuesta consistía en plantar árboles o arbustos en las minas y en los túneles de los mismos para que absorbieran el material particulado y mitigaran su impacto. Sin embargo, la opción fue rechazada por los directorios.

"Nos dijeron que no era un idea muy innovadora ni tampoco muy implementable", comenta Moya.

Esta primera experiencia no los hizo bajar los brazos, por el contrario, pues condujo al equipo a replantear su estrategia, pero siempre respetando el objetivo inicial. Luego de dos años de investigación los jóvenes lograron confirmar que con el uso de la nanotecnología podían replicar ciertas reacciones que llevan a cabo las plantas para descontaminar el aire, sin la necesidad de forestar.

El desarrollo de la tecnología avanzaba correctamente, no obstante, el grupo de amigos no quería vivir nuevamente el rechazo de un directorio. Por eso, previamente, decidieron mostrar su prototipo en distintas instancias de innovación, fuera y dentro del país.

"En octubre de 2019 presentamos la iniciativa en el concurso '100K LATAM', en Argentina, que estaba enfocado en dar a conocer soluciones tecnológicas para mitigar o resolver problemas que afectan a la gente", señala Moya.

Tras ganar el primer lugar en la categoría Pitch, y constatar que su solución tenía un impacto positivo en el medio ambiente, Matías, Constanza y Javier tomaron el desafío de usar la nanotecnología para crear un producto de fácil uso.

En 2020, tras prueba y error, dieron con un aditivo al que llamaron Photio. En ese entonces la fórmula estaba destinada sólo para cubrir placas y revestir superficies.

Validación

El siguiente paso del equipo de ingenieros fue validar científicamente la efectividad de Photio. Para eso, junto a la Pontificia Universidad Católica de Chile utilizaron un fotorreactor que midió los alcances de eliminación de gases nocivos en el aire. A sorpresa de todos los presentes, las cifras demostraban que cada metro cuadrado pintado con el producto tenía el potencial descontaminante de 2 árboles maduros.

"A medida que íbamos viendo los resultados de esta tecnología nos fuimos dando cuenta que estábamos haciendo algo mucho más potente que simplemente una solución para minería, sino que estábamos resolviendo un problema presente en las ciudades", sostiene Moya.

Los resultados de la evaluación, sumado al alto costo de producción del aditivo, llevó a los socios a apostar por flexibilizar su uso. Así, después de unos meses la fórmula podía añadirse a cualquier tipo de material, como pinturas, telas, hormigón, asfalto o cuero sintético, y brindando el mismo efecto, que era purificar el aire.

Consolidación

Luego de dejar sus trabajos en la industria minera, los tres socios se abocaron a tiempo completo a buscar financiamiento en diversas instituciones y posicionar el producto en el mercado.

Al principio concretaron alianzas con muralistas, quienes utilizaron el aditivo para pintar fachadas emblemáticas de la Región Metropolitana, como la Torre Entel y el Parque de la Familia. De ahí en adelante el crecimiento fue superlativo. Hoy, importantes inmobiliarias, constructoras y siderúrgicas de Chile y el mundo se han convertido en clientes.

Los reconocimientos han sido otro de los grandes orgullos de la empresa. Entre ellos destacan la Creative Business Cup 21 en Dinamarca, el Premio Nacional de Innovación 2022 (Avonni) y su participación en la Expo Live Innovation Programme en Dubái, donde fueron uno de los ganadores.

Estas preseas y su consolidación en el mercado captó la atención del futbolista y seleccionado nacional Guillermo Maripán. El defensa invirtió US$600 mil (unos 580 millones de pesos).

Actualmente, Photio goza de importantes cifras: sólo en Chile se han pintado más de 700 mil metros cuadrados con el aditivo, lo cual se traduce en un impacto equivalente al potencial de descontaminación que generan 1,4 millones de árboles.

Este año la compañía buscará consolidar la venta del producto a través de un formato sachet, el cual estará disponible para uso industrial o a baja escala.

Photio fue el año pasado uno de los ganadores del fondo de innovación social TECLA en la categoría internacionalización. Este concurso invita este 2024 a postular en tres categorías: Consolidación, Expansión e Internacionalización. La convocatoria es hasta el 15 de marzo para chilenos o extranjeros residentes en Chile. Las postulaciones son en cajalosandes.cl/tecla.