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Los ritmos circadianos influyen en que los adolescentes coman más al final del día
Un estudio sostiene que este hallazgo abre una puerta a posibles intervenciones que puedan mejorar la salud de los jóvenes.
Agencia EFE
Los adolescentes comen más al final del día y aquellos con obesidad ingieren más calorías en ese periodo que los que tienen un peso saludable, un comportamiento que, según un nuevo estudio, se ve influido por los ritmos circadianos, el reloj interno del organismo.
Este descubrimiento abre una puerta a posibles intervenciones que puedan mejorar la salud de los adolescentes en el futuro, de acuerdo con lo que detalla el trabajo, publicado en la revista PNAS.
Las causas de la obesidad son complejas y en ellas influyen muchos factores, los científicos siguen sin estar seguros del papel del sistema circadiano (el reloj biológico) en la configuración de los patrones alimentarios.
La investigación revela una relación distinta entre los ritmos circadianos, el peso y los hábitos alimentarios de los adolescentes, un grupo de edad vulnerable cuyos patrones alimentarios influyen en su salud a lo largo de toda la vida.
Los resultados mostraron que los cambios en el sistema circadiano a lo largo del día y la noche influían significativamente en el consumo de alimentos, según los expertos de la Universidad Brown y del Hospital Mass General Brigham.
Análisis
Durante la investigación, en los tres grupos analizados -divididos en función del índice de masa corporal- la ingesta de alimentos alcanzó su punto máximo al final del día y el mínimo por la mañana.
Los adolescentes de los grupos de obesidad y sobrepeso consumieron muchas más calorías en la noche circadiana que los del grupo de peso saludable, si bien no hubo diferencias significativas en el tiempo total de sueño entre los grupos o dentro de ellos a lo largo de los ciclos de sueño.
El sistema circadiano está compuesto por 'relojes' en prácticamente todos los órganos, tejidos y células, que preparan la biología y el comportamiento para adaptarse a las exigencias cambiantes a lo largo del ciclo día/noche. Su influencia difiere entre las personas debido a una combinación de factores genéticos, conductuales y ambientales.
El estudio se realizó con 51 voluntarios de entre 12 y 18 años a los que se sometió a ciclos de sueño y vigilia de 28 horas -un poco más largos que un día típico de 24 horas- y permanecieron en un entorno controlado de luz tenue mientras estaban despiertos y en completa oscuridad durante el sueño.
Los participantes permanecieron en el mismo espacio durante todo el estudio, que duró 11 días y 10 noches. Para controlar las influencias externas sobre el ritmo circadiano, los investigadores eliminaron todas las señales horarias externas del entorno del laboratorio, incluidos los relojes y el acceso a la luz natural.
Los adolescentes tuvieron seis oportunidades para comer a horas fijas durante el episodio de vigilia, con un menú estandarizado y podían consumir en esos momentos tantos alimentos como quisieran.
Los resultados mostraron que los cambios en el sistema circadiano a lo largo del día y la noche "influían significativamente en el consumo de alimentos", según la Universidad de Brown.
52 personas de entre 12 y 18 años participaron en la investigación.
11 días y 11 noches estuvieron los voluntarios en un entorno controlado de luz tenue.
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África: urgen uso de fósforo para la seguridad alimentaria
Científicos proponen esta solución ante la inseguridad alimentaria en el continente.
Varios científicos marroquíes e internacionales llamaron ayer a promover la investigación científica sobre el fósforo como nutriente necesario para promover una agricultura sostenible y garantizar la seguridad alimentaria en el mundo y especialmente en el continente africano.
Estas ideas se debatieron la jornada de ayer en el marco de la "semana de la ciencia" organizada por la Universidad Politécnica Mohamed VI (UM6P) en Benguerir, cercana a Marrakech (Marruecos).
Ken Giller, profesor emérito de Sistemas de Producción Vegetal en la Universidad de Wageningen en Países Bajos, subrayó que reforzar la seguridad alimentaria en África en el futuro constituye "uno de los grandes retos" en el presente.
Al mismo tiempo, lamentó que no se realizaron progresos en este ámbito en los últimos años en un continente donde la hambruna "está en aumento" y donde el 20% de la población sufre malnutrición.
Giller - cuyas investigaciones se centran en los sistemas agrícolas de los pequeños agricultores de África subsahariana- llamó a promover la fertilidad y la productividad de las pequeñas explotaciones agrícolas mediante el refuerzo de producción de nutrientes como el nitrógeno y el fósforo, dos recursos necesarios para la nutrición de las plantas.
El especialista señaló que el uso de estos elementos en pequeñas explotaciones, que se dedican a cultivar leguminosas tropicales- en varios países subsaharianos -como Malawi- mejoraron la productividad.