• Las vacaciones pueden ser un buen momento para corregir malas conductas en los niños

    Fundación que trabaja con menores entrega consejos para abordar situaciones que pueden ser conflictivas.

    Redacción

    Exceso de tiempo libre, necesidad de atención y libertad de responsabilidad. Estos son los mayores riesgos para un niño o adolescente que en época de verano puede terminar cambiando su personalidad, modificando amigos y juegos y/o exponerse a consecuencias que pueden terminar siendo graves.

    Sobre ello, la Fundación San Carlos de Maipo, entidad que trabaja por el desarrollo de la infancia a través de su programa Familias Unidas, destaca la necesidad de fortalecer las habilidades parentales y mejorar la comunicación al interior de las familias.

    Otro programa, el PMTO (Parentalidad que Motiva con Ternura y Optimismo) también abarca la habilidad parental pero desde el reforzamiento positivo.

    Basado en esa experiencia, el gerente de programas de la fundación, Raúl Perry, entrega recomendaciones para que padres, madres y tutores puedan abordar en esta época los modelos de crianza a los que quieren llegar y aclarar desde el inicio las expectativas que se tienen hacia ellos.

    Para los más chicos

    Para corregir conductas no deseadas, dice, lo mejor no es increpar por los actos, sino que motivar hacia los correctos.

    El ejecutivo de la organización asegura que los niños más pequeños aprenden desde la aprobación y desde el refuerzo de la conducta esperada por los adultos.

    Para los niños, además, es difícil entender que los padres y tutores no tienen el mismo tiempo libre que ellos, por eso es importante evitar escaladas de tensión que desemboquen en estallidos por parte de los adultos.

    Aquí, dice, es clave dar instrucciones lo más claras y concretas posibles, para que se cumplan las expectativas y así mantengamos una relación libre de estrés. "Hijo, recoge tu pelota y déjala en tu habitación, ahora, por favor", por ejemplo. Una indicación fácil, directa y sin recriminaciones.

    ¿y los jóvenes?

    Cuando los niños crecen las imposiciones que antes eran sencillas ya no lo son tanto. Los jóvenes adoptan más argumentos a su defensa y eso suele dañar la relación familiar. Para esos casos, la evidencia internacional muestra que esta imposición puede ser más negativa que positiva. Si, por el contrario, negociamos en un diálogo abierto con adolescentes, se puede incidir en su conducta sin que el proceso desgaste la relación.

    Según Perry, "es clave preguntarse si les hemos hecho ver que queremos que se cuiden estos días, que no nos da lo mismo que beban en exceso o que consuman drogas. Puede parecer obvio, pero está más que documentado en la evidencia nacional e internacional que las conductas no deseadas tienen mucho que ver con expectativas poco claras de conducta de sus cuidadores".

    Por eso recomienda transmitirles, de manera positiva, lo que se espera de ellos, pues esto les permite considerar diferentes puntos de vista, sentirse más seguros y capaces y tomar decisiones menos impulsivas.

    Tanto para niños como para adolescentes, siempre es recomendable involucrarse en los intereses de los hijos, sea el que sea, pero saber lo que hacen e ir monitoreando su conducta, saber con quiénes juegan e intentar saber cómo planean ellos, tengan la edad que tengan, disfrutar de su tiempo de descanso.

    ser directos En los más chicos es clave ser explícito en lo que se espera que se haga.

    sin recriminar Para abordar asuntos que son negativos se aconseja usar un tono que no suene a reto.

  • Humanos les ocasionan graves daños dentales a macacos

    Investigación lo vincula a efecto en isla japonesa de la deforestación y la agricultura.

    El Grupo español de Antropología Dental del Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana (Cenieh) publicó una investigación que constata que los macacos salvajes de la isla de Yakushima, en Japón, sufren una enfermedad dental derivada del impacto de las actividades humanas.

    El estudio vincula la hipoplasia del esmalte en forma plana (PFEH) a la deforestación o la agricultura intensiva que se practican en la región.

    Los investigadores descubrieron que un 48% de los macacos que habitan en la isla muestran esta enfermedad, que provoca que grandes zonas de la corona dental carezcan de esmalte.

    El análisis del contenido mineral del esmalte restante es normal, lo que descarta factores como la mineralización deficiente o excesiva, las enfermedades genéticas o traumatismos como las causas desencadenantes.

    El estudio establece como causa de la enfermedad el impacto antropogénico, en concreto, la deforestación, la intensificación de la agricultura y la persecución de los macacos de Yakushima, ya que es probable que estas actividades hayan provocado estrés, malnutrición y cambios en su dieta.

    "Hemos abierto nuevas vías para seguir investigando la salud y el estrés fisiológico de los macacos y otros primates, utilizando la hipoplasia del esmalte como indicador. Consideramos que es fundamental estudiar la interrelación de la nutrición, la salud de la población y el impacto antropogénico en la fauna salvaje", señaló Ian Towle, autor principal de este estudio.

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