EFE /N.E.

El primer medicamento desarrollado en China para el tratamiento del VIH demostró ser seguro y eficaz en los resultados de los ensayos clínicos, informó la agencia de noticias Xinhua.

La albuvirtida (ABT), nombre genérico que se le dio al medicamento, pertenece al grupo de fármacos contra el VIH llamados inhibidor de fusión, que bloquean la entrada del virus a ciertas células del sistema inmunitario.

Los resultados del ensayo clínico de fase III, que se prolongó durante 48 semanas, fueron publicados en el Journal of Infection y mostraron que la combinación de ABT con el antirretroviral Kaletra reveló un buen perfil de seguridad.

Para los ensayos, la farmacéutica Frontier Biotech, desarrolladora de la ABT, reclutó a 418 pacientes con VIH en China que no consiguieron inhibir el virus previamente con medicamentos antivirales orales.

Después de administrar ABT y Kaletra durante cuatro semanas, el 41% de los participantes vio cómo su carga viral en plasma era inferior a 50 copias/ml, lo que significaba que los virus del VIH "no habían sido detectados", mientras que el 83% había sido tratado de manera efectiva ya que aproximadamente el 99% de los virus del VIH en sus cuerpos estaban inhibidos, según el estudio.

El ensayo clínico, que comenzó en 2013 es el primero de su tipo en el mundo que utiliza un régimen de dos medicamentos y el primero realizado entre una muestra cuya totalidad es asiática.

En mayo de 2018 la ABT recibió el certificado de nuevo medicamento por parte de la Administración Estatal de Medicamentos en China, para ya en octubre del mismo año ser incluido como uno de los principales fármacos antirretrovirales disponibles en las directrices chinas para diagnóstico y tratamiento del VIH.

Según información 2020 de Onusida, en el mundo hay unos 37,7 millones de personas con VIH, mientras que en Chile se estima que hay 71.000 contagiados. El año pasado, el Instituto de Salud Pública (ISP) registró 5.031 casos nuevos en el país.

418 pacientes con VIH que no habían tenido resultados con otros fármacos participaron en el estudio.

el 41% de los tratados tenía menos de 50 copial/ml del virus a las cuatro semanas.

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Las científicas que trabajan en un proyecto de investigación tienen un 13% menos de probabilidades de aparecer como autoras en artículos científicos relacionados con ellas en comparación con sus colegas hombres, dice un estudio publicado Nature.

El sondeo de las universidades de Nueva York y Ohio (EE.UU.) profundiza en la atribución de autorías, para lo que usaron un conjunto de datos sobre quiénes participaban en diversos proyectos de investigación y se vincularon a patentes y artículos publicados en revistas científicas.

El objetivo era ver qué personas que trabajaron en proyectos individuales recibieron créditos en las patentes y revistas y quiénes no.

"Existe una clara brecha entre la tasa de nombramiento de mujeres y hombres como coautores en las publicaciones", dijo Julia Lane, coautora del estudio, quien agregó que "la brecha es fuerte, persistente e independiente del campo de investigación".

El estudio también señala que ellas "tenían un 59% menos de probabilidades que los hombres de ser nombradas en patentes relacionadas con proyectos en los que ambos trabajaban", añadió el también autor Bruce Weinberg.

Los datos usados para el estudio procedían del conjunto de datos Umetrics, con información detallada sobre los proyectos de investigación patrocinados para 52 colegios y universidades de 2013 a 2016.

Incluían información sobre 128.859 personas que trabajaban en 9.778 equipos de investigación, incluidos miembros del profesorado, estudiantes de posgrado, investigadores posdoctorales, personal de investigación y estudiantes universitarios.

Según el estudio, en todos los niveles de puestos las mujeres tenían menos probabilidades que los hombres de obtener créditos y era "especialmente evidente" en las primeras etapas de sus carreras.

Igualmente, las mujeres tenían menos probabilidades de obtener créditos de autoría en todos los campos científicos, desde aquellos en los que son mayoría, como la salud, hasta aquellos en los que son minoría, como la ingeniería.

Hoy es posible encontrar casi cualquier tipo de "carne" basada en plantas. Para imitar el aspecto y la textura de la carne real, las plantas se deshidratan hasta convertirlas en polvo y se mezclan con condimentos. Luego, las mezclas se calientan, humedecen y procesan. A menudo se piensa que estos productos son más saludables que las carnes animales porque las plantas que se usan para elaborarlos tienen un alto contenido de proteínas y uno bajo de grasas. Sin embargo, pruebas han demostrado que las proteínas en los sustitutos no se descomponen en péptidos tan bien como las de las carnes.

Osvaldo Campanella, Da Chen y sus colegas de la Sociedad Química Estadounidense quisieron ver si las células humanas pueden absorber cantidades similares de péptidos de una carne vegetal que de un trozo de pollo.

Los investigadores crearon una alternativa modelo a la carne hecha de soja y gluten de trigo con el proceso de extrusión. Cuando se abrió, el material tenía piezas largas y fibrosas en el interior, como el pollo. Los trozos cocidos del sustituto y la carne de pollo se trituraron y descompusieron con una enzima que los humanos usan para digerir los alimentos.

Las pruebas in vitro mostraron que los péptidos sustitutos de la carne eran menos solubles en agua que los del pollo y tampoco eran absorbidos tan bien por las células humanas.