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Los profesionales están hasta un 60% más dispuestos a vacunarse
Quienes se muestran reacios a la inoculación contra el covid-19 lo hacen principalmente por miedo a los efectos adversos y dudas respecto de la efectividad de la inyección.
N.E.
La nueva entrega del MOVID-19, informe realizado por la Universidad de Chile, el Colegio Médico (Colmed) y académicos de otras casas de estudios, se centró en las barreras para vacunarse contra el covid-19. Aún así, los responsables del sondeo descubrieron que el 70% de los consultados mostró disposición a inocularse.
Según el documento, titulado "¿Quienes se están vacunando y qué factores explican la disposición a vacunarse contra el covid-19? Un análisis para comprender las principales barreras", las principales razones dadas por el 30% que dijo no estar dispuesto a vacunarse fueron posibles efectos adversos (18,5%), dudas en la efectividad (10,9%) y dudas provocadas por el rápido desarrollo de la vacuna (10,3%).
Las razones menos frecuentes, en tanto, resultaron ser el miedo al contagio (2%) y el no creer en las vacunas, que fue la respuesta del 1% de la muestra formada por más de 7.000 personas de grupos prioritarios del programa de vacunación.
Asimismo, el estudio arrojó que donde hay mayor disposición para vacunarse es en la Región Metropolitana. Sin embargo, es justamente en aquella zona donde hay una menor vacunación efectiva. Esto, sostiene el reporte, no se explica por disposiciones individuales. "Si bien no es clara la explicación de este fenómeno, esto podría relacionarse con procesos menos expeditos de vacunación en la ciudad de Santiago", como restricciones por horarios de trabajo o la dificultad para ir hasta los vacunatorios.
Nivel socioeconómico
El estudio igualmente reveló que las personas con estudios universitarios se vacunan más que el resto.
María José Monsalves, académica de la Facultad de Odontología de la Universidad de Chile, detalló que, "por ejemplo, personas con una educación técnica, tienen 22% más posibilidad de estar dispuestos a vacunarse que aquellos que tienen educación media o inferior; y aquellos que tienen una educación profesional, hasta un 60%".
A esto se suma que las personas afiliadas a isapres tienen entre un 5-16% más posibilidades de haberse vacunado que las personas que se encuentran afiliadas a Fonasa.
Creencias
Un aspecto a considerar en torno a la disposición a vacunarse se relaciona con las creencias. De hecho, el reporte explica que "las personas que confían más en las medicinas alternativas que en la medicina convencional se vacunan menos. De modo similar, las personas que creen que la pandemia responde a un acto planificado tienden a no vacunarse".
A esta dimensión se suma el efecto de la desconfianza en el Gobierno: "En la medida en que las personas desconfían del interés del Gobierno por cuidar de la salud de la población, disminuye la disposición a vacunarse".
El profesor de la Universidad Central y coautor del estudio, Ismael Puga, destacó que las personas tienden a vacunarse con mayor probabilidad si creen que su entorno valida y refuerza la importancia de vacunarse. En cambio, la percepción individual de riesgo frente a la pandemia no es un factor tan relevante, y sólo afecta la decisión de vacunarse cuando va acompañada de esta norma social.
Aquello evidencia "la relevancia de la norma social, es decir, la relevancia de que las personas sientan y crean que en su entorno, su familia, sus amigos y todos a su alrededor están de acuerdo en que hay que vacunarse".
Ante esto, dijo, es crucial instalar socialmente "la idea de que es una tarea colectiva, lo que empuja a las personas, incluso a las que individualmente tienen dudas sobre el proceso, a vacunarse. En ese sentido es importante que todo tipo de campaña o todo tipo de comunicación no se oriente a cuestionar la disposición de la ciudadanía o culparla, sino que por el contrario, se refuerce esta idea -que por lo demás es real- de que este es un proceso y un objetivo colectivo".
Hasta ayer, más de 6.890.000 personas habían completado sus dos dosis de vacuna contra SARS-CoV-2. Mientras, otros 8.290.686 ya contaban con primera dosis.
el 70% de los consultados dijo estar dispuesto a vacunarse contra el covid-19.
la muestra del estudio es de 7 mil personas de los grupos prioritarios del programa de vacunación.
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Sin medidas tajantes, deshielo no se podrá controlar en 2060
El aumento del mar podría alcanzar entre 17 y 21 centímetros en 2100.
2060 es el año fijado por un grupo de científicos. Si antes no se toman "medidas ambiciosas" para frenar el calentamiento global, en línea con el Acuerdo de París, "ninguna intervención humana" podría detener el aumento del mar, de 17 a 21 centímetros en 2100 por el deshielo de la Antártica.
El estudio publicado por Nature se basa en un modelo, con el uso de observaciones por satélite, datos paleoclimáticos y aprendizaje automático, para prever cómo podría cambiar la Antártica este siglo dependiendo de si se respeta el objetivo del Acuerdo de París (2015) de no superar los dos grados de calentamiento global.
Expertos de las universidades de Rutgers y Massachusetts Amherst (EE.UU.) indican que es probable que las actuales políticas internacionales provoquen un cambio climático de tres grados, lo que aceleraría "drásticamente" el ritmo de la subida del nivel del mar, debido a un rápido retroceso de la capa de hielo entre 2050 y 2100.
"Si el ritmo de calentamiento global continúa en su trayectoria actual, alcanzaremos un punto de inflexión en 2060, a partir del cual estas consecuencias serían irreversibles en escalas de tiempo de varios siglos", alertaron.
En ese escenario, el riesgo de que las plataformas de hielo alrededor del perímetro de la capa de hielo se derritan aumentaría significativamente y su colapso desencadenaría un rápido derretimiento de la Antártica.
El estudio modela el impacto de varios escenarios de calentamiento en la capa de hielo de la Antártica. Si se alcanzaran los objetivos de temperatura más optimistas, entre 1,5 y 2 grados, esta contribuiría a aumentar el nivel del mar de 6 a 11 centímetros en 2100.
Pero, si se mantiene el rumbo actual hacia los tres grados, el modelo apunta a un salto importante en el deshielo.
Así, los autores advierten de que, "a menos que se tomen medidas ambiciosas para frenar el calentamiento antes de 2060, ninguna intervención humana, incluida la geoingeniería (eliminación del dióxido de carbono de la atmósfera y su secuestro o almacenamiento), podría detener el aumento del nivel del mar de 17 a 21 centímetros solo por el deshielo de la Antártia en 2100".
Mirando a más largo plazo, en 2300 y sin medidas de mitigación de las emisiones de gases de efecto invernadero, la contribución de la Antártica a la subida del mar alcanzaría "niveles globalmente catastróficos de 10 metros o más".