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Las bodas se desploman, pero diseñadoras lo enfrentan con tecnología y se alistan a exportar
Megacuarentena las tiene con la tienda cerrada, por lo que abrieron un canal con modelos 3D. Sus vestidos hoy los piden de Dubai.
Leo Riquelme
Tres mil parejas menos que el año pasado se casaron en abril en Chile, según los antecedentes proporcionados por el Registro Civil, caída que se explica por la pandemia.
Así lo perciben empresas dedicadas al negocio de las bodas en la capital, que han sufrido un desplome de sus negocios desde marzo, cuando partieron las cuarentenas y prohibiciones de reunión para más de 50 personas.
Según el Registro Civil, en abril de 2019 se casaron 4.471 parejas, mientras que en el mes pasado lo hicieron sólo 1.272. En 2018 fueron 5.108.
Los Acuerdos de Unión Civil -que en muchos casos se festejan como bodas- también se han reducido y en un año bajaron desde 689 a 194.
Un símbolo del impacto del coronavirus en el rubro es lo sucedido con La Casa Blanca, que cerró sus cuatro sucursales y anunció la liquidación de la empresa dedicada a la confección y venta de vestidos de novia. Su decisión generó protestas de trabajadores -que entablaron una demanda- y de mujeres que hace unos días alegaban que pagaron por sus trajes y aún no los recibían.
En un comunicado los representantes de la compañía dijeron que los enviarían cuando se levante la cuarentena en la capital.
"Esto igual nos ha impactado negativamente, porque La Casa Blanca era una marca potente, entonces al cerrar, las novias empiezan a dudar y hoy algunas que se mandan a hacer vestidos quieren que se los enviemos altiro; pero no, un vestido de novia no es como un vestido de playa, se hace con todo el rigor, dedicación, detalles a mano, pedrería", explica Ingrid Mancilla, cofundadora de la tienda Nevada Novias.
La reinvención
La pandemia y la baja de las bodas ha impactado a este negocio también. Ingrid narra que cuando comenzaron con su socia María José Serrano, hace 11 años, habían seis tiendas de novias en Santiago. Hoy son 84.
"Hasta el año pasado la atención era presencial y buscaba siempre darle una experiencia a la novia, con espumante, que lo pasara increíble, que pudiera probarse todo. Pero con la pandemia, todo cambió", cuenta.
Ingrid explica que el estallido social las llevó a pensar en el riesgo de un eventual cierre. Ahí decidieron explorar el canal online. El problema, reconoce, era que la "experiencia" era difícil de lograr.
Investigando se dieron cuenta que la tienda en línea debía incorporar la asesoría y decidieron desplegarla a través de un chat, que se abre cada vez que alguien realiza una compra. Ahí ofrecen una cita por Zoom. "Una novia que va a gastar un millón de pesos o más por un vestido de novia, que no es un jeans o zapatos, es algo con lo que sueña, accede", dice Ingrid.
En la conversación le piden antecedentes sobre la boda, la orientan, le solicitan fotos a la novia con ropa ajustada y traje de baño, la aconsejan y le envían un tutorial para que se tome las medidas y las envíe.
"Con esa ficha creamos un avatar del cuerpo de la novia. Es un software de diseño digital, lo trabajan grandes marcas a nivel internacional. Logra un 100% de calce", asegura.
La apuesta está resultando. Han intensificado las ofertas, promociones y el uso de "Lives" de Instagram. Y están llegando a sitios impensados.
"Tenemos muchas novias nuevas en regiones y nos ha sorprendido el resultado con novias del extranjero. La página tiene un flujo de casi 50 mil visitas semanales, muchas de Brasil, Argentina, Colombia, México, Estados Unidos, Rusia, España, Italia, Bélgica. Es impresionante" dice.
"Ahora estamos preparando 15 vestidos para una chica de Dubai que se fue a vivir a Irak y quiere tener una muestra de la colección de Nevada para su boutique de vestidos de fiesta", agrega.
¿Lo online ha compensado la caída de las ventas físicas?
Con harto esfuerzo, sí. Hemos tenido una baja porque lo que vendíamos en la tienda era muchísimo. Eran unas 50 novias semanales y hoy son una o dos citas online en el día, pero hemos logrado mantener el flujo de ventas que se necesita para subsistir. No nos estamos haciendo ricas, pero sí estamos sobreviviendo y manteniendo nuestro equipo de 11 años.
Pero este canal va a seguir cuando vuelva la normalidad, ¿no?
Con mi socia decimos que hay un antes y un después asegurado tras esta pandemia. Sí o sí va a haber un cambio. En este minuto estamos todos los días luchando por mantener la tienda, yo sé que la reinvención que hemos hecho ahora nos va a significa un tremendo crecimiento porque no habíamos explorado hasta ahora la tienda online, no habíamos abierto los ojos al mundo, no nos habíamos dado cuenta de las posibilidades que tenemos afuera. Partimos en el Caracol de Pedro de Valdivia con Irarrázaval en un local que no tenía siquiera vitrina, y nuestro sueño a los 23 años era tener un local que tuviera una vitrina a la calle (hoy están en Andrés Bello)... y ahora con los en vivo de Instagram nos mandan corazones de Canadá, de Brasil, mensajes que nos dicen: "Amo sus vestidos"... en verdad esto de la pandemia nos cerró una puerta, pero nos abrió una tremenda ventana al mundo.
4.888 matrimonios menos que en 2019 hubo hasta abril, según el Registro Civil. La peor caída fue en abril.