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"Quizás ahora pueda conseguir un trabajo más por mi historia que por lo que soy... no debería ser así"
Publicista y estudiante de posgrado nacida en Venezuela cuenta el proceso de transición para concretar su identidad femenina en medio del desempleo y una sociedad chilena, que a su juicio, está más rezagada que la institucionalidad y la legislación.
Leo Riquelme
Los libros fueron un refugio para Valentinna Rangel, publicista y actual estudiante de un magíster en Gerencia Estratégica de Comunicación en la Uniacc. La joven de 26 años vio en ellos un medio para conseguir el objetivo de dejar atrás el género masculino con que nació en Maracaibo, para convertirse en mujer en Chile.
"Soy trans desde que tengo memoria", explica en un café de Providencia y añade que optó por nombrarse con doble ene como homenaje a su mamá, "Neyda", quien murió a causa de un tumor cerebral cuando ella tenía 9 años. Tras ello se fue a vivir con su abuela, quien falleció por una caída. Luego se mudó a la casa de una tía y de ahí partió a Estados Unidos al hogar de su hermano mayor. Por asuntos diplomáticos debió dejar el país, volvió por unos días a Venezuela y voló a Chile. Entre medio falleció un hermano a causa de la violencia que se vive en esa nación. Llegó a Santiago un 13 de junio de 2016.
"Mi familia sabía mi condición desde que yo tenía 5 años, pero siempre ocurrían eventos fuertes y eso quedaba de lado. Por eso ellos y mis amigos esperaban que yo diera el paso. Siempre fui demasiado femenina y nunca sufrí bullying", asegura.
Los libros la ayudaron a educarse, entender el mundo y, sobre todo, conocer más sobre lo que le pasaba. A los 20 años se declaró gay, pero a pesar de que sentía que esa no era su identidad, aguardó seis años antes de dar el paso hacia la transexualidad.
"Mis miedos eran internos, tenía miedo de la sociedad, tener que luchar por un espacio como mujer. A los 15 años me dije a misma: 'Vamos a esperar, a aguantar, cuando tú te independices, cuando estés fuera de Venezuela, quizás huyendo de ver que en tu país no puedas hacer esto real'. Aprendí de los libros, eran mi forma de cuidarme, de no sentirme deprimida, de saber que tenía que esperar el momento", comenta.
Punto de inflexión
El 2018 inició el tratamiento psiquiátrico, psicológico y hormonal, pero en enero perdió el empleo como jefa de comunicaciones de una clínica dental que tenía desde 2017. Asegura que su determinación no incidió en la decisión de la empresa, pero reconoce que dudó en continuar el proceso. Temió que nadie la contratara por ser como era y lo expresó públicamente la semana pasada en una carta que subió a su cuenta de Linkedin, titulada "Ser migrante y mujer transgénero en Chile". Hasta el viernes llevaba más de 400 recomendaciones y un centenar de comentarios, la gran mayoría de apoyo.
"Yo luché demasiado por estudiar para no tener que buscar otro tipo de trabajo", explica antes de recordar que en Venezuela muchas jóvenes en su situación no tienen otra fuente laboral más que la prostitución. Para peor, recuerda un pavor infantil permanente: "Cuando era pequeña y me vestía de chica, me sentía mal porque sentía que le estaba fallando a la sociedad".
Valentinna optó por seguir y partir de cero en su rubro. Publicó primero en Yapo, porque socialmente aún no se asumía. Lo hizo con su nombre masculino y tuvo tres contactos. Una respuesta similar recibió cuando lo hizo como mujer. "Pero esta vez una persona comenzó a acosarme… ahí te das cuenta de la realidad de la mujer", asevera. Agrega que, como denuncia el movimiento feminista, desde que asumió su realidad ahora toma resguardos al salir de noche y en la manera en que se viste.
Al contrario de lo que podría esperarse, la joven percibe que el mundo digital la empoderó, pues le permitió cambiar su identidad en todas las redes sociales y documentar y educar sobre todo el proceso: "Ahí socialmente terminé de aceptarme".
La joven asume que la sociedad local es conservadora, pero cree que esto se expresa menos en la institucionalidad que en las personas. "Chile tiene dos carriles en el mundo de la realidad trans. En uno, en el tema de la salud, todo el tratamiento de las hormonas lo hago en un hospital y todo lo cubre mi Fonasa. Hay un apoyo, hay cirugías de reasignación de sexo, acompañamiento, hay una ley de identidad de género. Ocurre que avanzamos muy bien en este carril, pero socialmente no hay buenas campañas que eduquen a la sociedad. A nivel de salud y a nivel legal nos preparan para salir la sociedad, pero no preparan a la sociedad para recibirnos a nosotras", lamenta.
"Yo vengo de otro país y estoy entrando en el debate trans chileno (…) Creo que la gente está empatizando más con mi historia, a escucharme… quizás ahora pueda conseguir un trabajo más por mi historia que por lo que soy, pero no debería ser así, porque soy mujer y punto, porque yo no pienso andar toda mi vida diciendo que soy una mujer trans (…) Yo solo quiero vivir tranquila", agrega esta joven, quien sueña con dictar charlas sobre el tema y hacer stand up comedy.
"Soy mujer y punto, no pienso andar toda mi vida diciendo que soy trans (…) Solo quiero vivir tranquila.
valentinna rangel, publicista"