Diego Gotelli C.

Era un trayecto habitual el que un padre y su hijo realizaban en su auto por el centro de Santiago la noche del 19 de octubre. Sin embargo, tras abandonar la calle Serrano desde donde provenían, se percataron que unos taxis los estaban siguiendo hasta interceptarlos en la esquina de Roberto Espinoza con General Gana. Confundidos, la familia vio como uno de los techo amarillo los chocaba, mientras que de otro vehículo bajaba un hombre dispuesto a pegarles, todo por pensar que estaban usando Uber.

"Nos hicieron una encerrona. Lo que más me impresiona es que la violencia era sobrehumana. Ellos querían no solamente golpear el auto sino que golpearnos a nosotros", dijo una de las víctimas a TVN.

Durante el ataque uno de los conductores de taxis rompió el vidrio trasero del auto usando un palo de madera de más de un metro de largo, en cuyo extremo tenía escrita la frase "pussy destructor". Con el mismo objeto amenazó a los ocupantes del vehículo de golpearlos, mientras otro aseguraba que andaban armados.

En el ajetreo uno de los victimarios metió su mano dentro del auto y robó una mochila, además de las llaves del vehículo para que no los siguieran en la huida.

Para suerte de los afectados una vecina vio lo sucedido y anotó una de las patentes de los techo amarillo. Así, ayer fue detenido en San Miguel su dueño, Nicolás Pérez, quien cuenta con antecedentes por porte y consumo de drogas, conducción sin licencia y porte de armas cortantes.

El acusado fue formalizado por robo con intimidación, decretándose su prisión preventiva mientras dure la indagatoria. A su vez, la policía ya está tras los pasos de los otros taxistas involucrados.

Sobre el motivo del ataque, la teniente Javiera García, del OS 9 de Carabineros, señala que una de las hipótesis que manejan es que los taxistas efectivamente hayan tenido un altercado con un Uber de similares características que el de la víctima y lo habrían confundido. "Esto podría haber provocado la reacción desmedida", agrega.

antecedentes El taxista detenido tiene historial de porte de armas y faltas a la Ley de Drogas.

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Por Paulina Flores

Claudia Parra. Es ingeniera y llegó a Madrid a estudiar un doctorado hace dos meses. Su polola es originaria de Cuenca, pero la conoció en Santiago gracias a amigos en común. Vivieron un año juntas y quisieron probar suerte en un nuevo sitio. España y los beneficios que la Unión Europea les podía brindar se coronó como la primera opción: "Cuando averiguamos por primera vez, nos dijeron que yo podía optar a la ciudadanía si firmamos la Unión Civil chilena. Esto fue hace casi dos años. Queríamos irnos lo antes posible y pedimos hora en Melipilla, porque tenían las fechas disponibles más próximas. No hicimos ninguna celebración, porque solo era algo práctico. O sea, igual brindamos en nuestra casa, pero más que nada por celebrar nuestros planes a futuro. Al poco tiempo de seguir con los trámites, nos enteramos que el Acuerdo de Unión Civil no servía. Mi polola me ofreció que nos casáramos allá, pero justo salió la posibilidad de irse estudiando y con beca. Tuvimos que esperar un año, pero nos sirvió porque no llevábamos tanto tiempo pololeando y pudimos conocernos más y planear todo mejor".

"Me ha encantado Madrid. Es enorme y muy limpio, con mucha cultura. Las cosas funcionan bien, o sea, es una ciudad del primer mundo, pero se hace raro escuchar a la gente hablando en español. De hecho yo los encuentro mucho más latinos que los chilenos, porque son más expresivos y se dan mil vueltas para tomar una decisión, por ejemplo de donde seguir carreteando. Ahora vivimos en el barrio Pavones, en un departamento de un ambiente, pero esperamos cambiarnos a algo más grande luego".

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Como Felipe Hidalgo Cerda, de 28 años, fue identificado el joven que el martes atacó el auto presidencial donde viajaba Sebastián Piñera, rompiendo su vidrio trasero de un puñetazo. El sujeto, quien dirige un comité de vivienda de Alto Hospicio, fue formalizado ayer por atentado contra la autoridad, amenazas y daños, quedando con arraigo nacional, firma semanal y prohibición de acercarse a autoridades por los 120 días que dure la investigación. A la salida de tribunales, el activista reconoció su error: "En ningún momento fue con mala intención, yo sé que me equivoqué, igual me arrepiento", dijo. Agregó que buscaron "todas las instancias" para entregar una carta al Mandatario exigiendo una solución habitual, pero fue imposible. De todas formas, aseguró que si tuviera al Presidente en frente "le pediría disculpas". Tras el ataque, el Ministerio del Interior exigió a Carabineros perfeccionar los protocolos de seguridad para estos casos.