Natividad Espinoza R.

Superada la primera semana de clases; con nuevos profesores, compañeros y horarios, es hora de ayudar a los cambios académicos que se van a asimilar, sobre todo cuando, por ejemplo, se está empezando el primero básico.

La académica de la Escuela de Terapia Ocupacional de la Universidad Central, Verónica Angulo, dice que este cambio "genera nuevas exigencias y responsabilidades para los niños, presentándoles desafíos no sólo desde el ámbito académico, sino también desde lo social y emocional".

Por esto, y considerando que lo vivido en esta nueva etapa puede impactar significativamente los años escolares venideros, la profesional añadió que "es un año en que los padres o apoderados deben acompañar y apoyar".

Entre las novedades que generan grandes desafíos para los pequeños las primeras semanas figura el ambiente físico, que generalmente es mucho más espacioso que el que los rodeaba durante la época preescolar. Además, estos nuevos escenarios suelen estar llenos de niños y adultos que aún no están acostumbrados a ver, lo que puede hacerlos sentir ansiosos.

Frente a situaciones de este tipo, Angulo sugiere a los padres "generar una conversación distendida mediante el juego o un cuento para explorar los motivos, construir juntos ideas o soluciones a los aspectos que le aquejan o preocupan al niño". No obstante, la experta recomendó tomar en cuenta que "los ritmos de adaptación no son iguales en todos los niños".

También suele ser un gran tema la aparición de una nueva figura que deberá convertirse en un referente significativo para los pequeños: el profesor o profesora.

"Las tareas de un profesor de básica son algo distintas a las de un educador de párvulos y para algunos niños es difícil adaptarse a este cambio. Si bien los profesores muestran preocupación por sus alumnos tienden a involucrarse un poco menos en las relaciones interpersonales de los niños, para dar mayor énfasis al aprendizaje de las materias exigidas en esta etapa", advirtió la psicopedagoga Daniela Rojas.

En este punto coincidió Angulo, quien agregó que "en esta etapa se espera que los niños incrementen sus niveles de autonomía, se preocupen por sus materiales escolares, ordenen y guarden sus pertenencias y que desarrollen mejores habilidades para regular su conducta. Por ejemplo, que puedan permanecer en silencio por un buen momento, que puedan calmarse luego de volver del recreo, esperar sus turnos, resolver conversando los problemas y que superen momentos de frustración más fácilmente que antes".

"Primero Básico es un año en que los padres o apoderados deben acompañar y apoyar a los niños.

verónica angulo | terapia ocupacional u. central"