por álvaro peralta / @dontinto

Tan ricos, tan sanos, tan versátiles… pero cada vez más difíciles de conseguir. En pescaderías e incluso en el Terminal Pesquero brillan por su ausencia. Y en restaurantes, ni hablar. Casi nada. Pareciera que a los pejerreyes se los tragó la tierra. O en este caso, el agua. ¿Qué pasa? Pasa que el pejerrey de agua salada suele comercializarse de manera más industrial, por lo que gran parte de su pesca se va a la exportación o directamente a algunos restaurantes que los tienen en sus cartas. Y el de agua dulce, un poco más pequeño y que se puede encontrar en ríos, lagos y tranques del país; éste se pesca sólo de manera recreacional, por lo que llega -con suerte- a las cocinas de los pescadores de fin de semana. De hecho, dueños de pescaderías santiaguinas y de restaurantes me han dicho que no lo trabajan porque -además de ser difícil de conseguir- a la gente no le atrae mucho.

Afortunadamente, en algunos buenos restaurantes peruanos uno puede encontrar tiraditos de pejerrey que de verdad valen la pena probar. Además, en algunas tiendas de productos gourmet he encontrado unos pejerreyes ariqueños preparados en vinagre (como en la receta que presentamos hoy), al estilo de los boquerones españoles, y bastante buenos. Pero cuesta, hay que buscar y buscar.

Y para mi sorpresa, en algunos supermercados de la capital he encontrado en el último tiempo bandejas con pejerreyes frescos y limpios a buen precio. Ideales para prepararlos fritos, pasados por harina o incluso a la parrilla.

Además, como vienen sin su espinazo son prácticamente cien por ciento libres de espinas, lo que los convierte en el pescado perfecto para introducir a los niños en este tipo de productos. Así que ya lo sabe. Anímese y salga a buscar pejerreyes por ahí. Porque aunque cuesta pillarlos, la satisfacción es siempre alta.

Tres empleados de Boeing patentaron la primera tecnología que simulará ciberataques en pleno vuelo. Se trata de Daniel Nguyen, un experto en seguridad informática; Jason Shelton, un desarrollador de productos de ciberseguridad, y el ingeniero de aviónica, Timothy Mitchell. Según un texto difundido por la compañía el sistema evalúa "un ciberataque en una aeronave que puede incluir una pantalla asociada con la aeronave, un sistema sensor configurado para generar datos de sensor para un piloto".

El gigante de internet, Google, informó ayer que en 2017 la compañía debió borrar más de 700 mil softwares, un 70% más que el 2016. Pese a la sorpresa, en Google lo vieron como algo positivo, pues "no sólo eliminamos más aplicaciones maliciosas, sino que también fuimos capaces de identificarlas y tomar acción", dijeron.