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"En tres días no le podemos pedir al Papa Francisco que haga un milagro"
La principal autoridad de la Compañía de Jesús en Chile, la misma congregación del Pontífice, adelanta que la de Temuco será una jornada que marcará la visita del jefe de la Iglesia Católica y se prepara para ser su anfitrión en el santuario del Padre Hurtado.
Mauricio Mondaca
Cuenta los asientos. Lee mensajes en el celular e intenta atender el teléfono. Como ingeniero comercial, el sacerdote Cristián del Campo, provincial de la Compañía de Jesús en Chile, no ha dejado nada al azar en la congregación que recibirá a uno de los suyos, Jorge Bergoglio, quien tras estudiar Química e ingresar al sacerdocio vino a completar su formación en 1958.
En el santuario de Estación Central, donde descansan los restos de san Alberto Hurtado, Francisco se reunirá mañana a las 19.00 horas con sus compañeros jesuitas y tendrá un encuentro, solicitado por él, con quienes son parte de obras sociales como el Hogar de Cristo.
¿Cuál es la Iglesia chilena que recibe a este Papa?
(...) Nuestro país está más secularizado, con menos pobreza y más abierto al mundo. También mucho más diverso, por lo que es menos católico. Lo católico dejó de ser hegemónico y pasó a ser una fuerza importante, pero una fuerza entre muchas otras. Es una Iglesia muy golpeada en el último tiempo, particularmente por muchos casos de abusos. Y eso creo que ha minado la credibilidad con la que contó durante muchas décadas.
Hay una frase del cardenal Ricardo Ezzati, en orden a que el Papa vendría "sin causar problema". ¿Qué sentido se le puede dar a eso teniendo en cuenta que el mismo Francisco ha dicho a los católicos que deben "salir a hacer lío"?
Yo creo que el cardenal se refería a propósito de lo que pasó con Bolivia, cuando el Papa dijo algo que fue interpretado como un cierto apoyo a la demanda marítima de ese país en contra de Chile. O también está la discusión que se dio el año pasado en torno a la despenalización del aborto en tres causales. Creo que lo que trató de decir es que el Papa no va a venir a meterse en temas contingentes. Pero no me cabe ninguna duda que el Papa va a hablar de temas que sí son muy relevantes para Chile. Si no, no se explican las visitas a Iquique y Temuco, pero sobre todo a Temuco. Es lejos lo más controversial (...).
¿Puede significar un hito?
Creo que sí. Son tres ciudades y tres hitos muy importantes, pero donde creo que puede haber más luz, a mi modo de ver, es en La Araucanía, porque es donde hay más oscuridad en el sentido de la poca claridad que tenemos sobre lo que hay que hacer.
Hay un grupo de personeros de distintas entidades y países que se van a reunir. Ahí el tema de los abusos sexuales de parte de sacerdotes va a ser un tema central. ¿Qué puede significar eso para la visita?
Tienen todo el derecho a expresarse y a expresar sus puntos de vista sobre la visita. Ojalá que sea de un modo siempre dialogante y que también los que queremos darle la bienvenida al Papa y celebrar su palabra podamos hacerlo con tranquilidad, que nos respetemos en ese sentido.
¿Qué espera al Papa en el santuario del Padre Hurtado?
Se van a registrar dos momentos. En el primero, de media hora, nos vamos a reunir los jesuitas que estamos en Chile en la tumba del Padre Hurtado. Va a ser un momento muy informal (...) implica algo así como ir a ver a la familia, sacarnos una foto, darle un aplauso y entregarle un regalo (...) El segundo, de media hora, se realizará en la explanada. Se van a reunir entre 400 y 500 personas que son rostros de situaciones de pobreza en Chile: personas en condición de discapacidad, en situación de calle, migrantes, en tratamiento por abuso de alcohol y drogas. Van a estar liderados por hospedados en el Hogar de Cristo.
¿Esta visita puede ser un empujón para la Iglesia chilena?
Esto es como un empujón, pero nada se sigue moviendo solo después de un empujón. Te pueden dar un empujón para empezar a pedalear, pero tienes que seguir tú. En tres días no le podemos pedir al Papa que haga un milagro. Depende de nosotros. Ahora, que va a ser un empujón, lo va a ser, por su estilo, sus palabras, cercanía y porque es súper aterrizado. Pero después tenemos que pedalear nosotros. Ese es el gran desafío que tenemos los católicos: cómo pedaleamos, porque si no ocurre nos vamos a quedar parados.
¿Y cómo "pedalea" en una coyuntura donde temas valóricos como el aborto en tres causales, la ley de identidad de género o el matrimonio igualitario han estado tan presentes?
Lo primero es la actitud. Debemos volver a tener la actitud del Concilio Vaticano II. La del Concilio Vaticano I fue de una actitud defensiva cuando la Iglesia se cerró a las amenazas externas del racionalismo, el marxismo, el materialismo y el liberalismo. Hoy podemos tener la misma tentación y creer que lo que está afuera es una amenaza de la que tenemos que protegernos y cerrarnos. En cambio, el Concilio Vaticano II siempre tuvo una mirada más optimista, al señalar que la Iglesia tiene una verdad que ofrecerle a la sociedad. Pero también la sociedad ha ido descubriendo cosas que puede ir ofreciendo y nos ayuda a nosotros como Iglesia. Yo creo que como Iglesia tenemos que dar nuestra palabra en una sociedad plural, pero tenemos que hacer el esfuerzo de reconocer qué signos de Dios ya están en la sociedad. Y que pueden ser para nosotros muy iluminadores, que no los han descubierto los cristianos. Eso tiene que ver con la actitud. También tenemos que darnos cuenta que esta no es una sociedad hiper mayoritariamente católica, y por lo tanto ya no podemos llegar siempre con la autoridad de decir que esto es así porque es así y siempre ha sido así. Mentira. Ahora, o somos capaces de dar razón de nuestra fe, de convencer y persuadir, o estamos perdidos, porque la sociedad ya cambió.
"Debemos darnos cuenta que esta no es una sociedad híper mayoritariamente católica y ya no podemos llegar con la autoridad de decir que esto es así porque sí."
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