• Las tres caras de Montego Bay

    La ciudad más turística de Jamaica es súper famosa por sus numerosas cadenas de hoteles "all inclusive", pero para el viajero que quiere salir de esta comodidad, la urbe respira aventuras propias que llevan a las verdaderas raíces jamaicanas.

    Jorge López Orozco

    Montego Bay es la capital de la Parroquia de Saint James en la costa norte de Jamaica. Al lugar llega un importante número de cruceros al año, y cuenta con varios complejos hoteleros en las playas y campos de golf fuera de su núcleo comercial. Es un destino de tres caras: el lujo de los hoteles todo incluido, el centro atiborrado de comercio y artesanía y el movimiento espiritual de los rastafaris.

    El lujo de los hoteles en Jamaica está compuesto de enormes piscinas enfrentadas a un mar turquesa que se funde con un cielo en los mismos tonos, una decena de restaurantes y bares con todo el consumo incluido, música en vivo en la playa privada, actividades deportivas y una enorme habitación de la que uno quisiera nunca salir. No es necesario, ahí está todo.

    Sin embargo, la real "Yameica"- como suena en la pronunciación local- está en las calles. Y las que componen el centro de Montego Bay son excitantes. Por US$2 se toma un taxi compartido desde las afueras de la zona hotelera hasta Samuel Sharpe Square. Este es el punto neurálgico en que se entrecruzan, compran o beben algo, los locales.

    O fuman, el perfume de los cogollos de cannabis es permanente y parte de su identidad. En la isla está permitido el consumo desde el año 2015.

    A pesar de su fama de "peligrosa para los turistas" y que en algunos foros de internet se acusa del clásico acoso callejero de vendedores de cualquier cosa, lo cierto es que es un lugar tranquilo para caminar y practicar inglés con los amables y risueños habitantes de Montego. A las 5 de la tarde las calles se convierten en un espectáculo del enorme estilo que tienen los jamaicanos. Les gusta verse bien y se producen con identidad propia: desde los escolares a las dueñas de casa. Peinados y colores hacen de este lugar una pasarela ambulante.

    Hay bares en el sector de la bahía y un área más comercial y turística en las cercanías de la playa Doctor's Cave, una de las mejores con la trilogía de palmeras, sol y un mar cálido y transparente. Volviendo al centro, sus pocas cuadras se pueden recorrer en un par de horas. Aunque en muchas partes aceptan el dólar es conveniente cambiar por dólares jamaicanos. Hay sobrepoblación de tiendas baratas y mini mercados.

    También hay un pueblito artesanal con todo tipo de souvenires con el verde, amarillo y rojo en la mayor parte de las prendas, los colores de los rastafaris, los embajadores internacionales de la isla.

    Las raíces de jamaica

    "First Man", ríe con su metro noventa de altura, largos dread-locks y una barba que se está tornando blanca. El "Primer Hombre", es el anfitrión de la Villa Rastafari (www.moretojamaica.com/rastafari-indigenous-village), hogar de algunos miembros de este movimiento espiritual que se hizo conocido mundialmente gracias a la música del afamadísimo Bob Marley. A través de una caminata que te saca de la urbe y se mete en la selva tropical, los guías de la villa van mostrando parte de su cosmovisión basada en la bondad, hermandad y verdad entre los seres humanos, un respeto sagrado por el medio ambiente, el anti consumismo, la conexión con el espíritu y las plantas medicinales.

    Entre ellas la ganja o marihuana, que cosechan y fuman en paz. Hay decenas de otras especies vegetales cuyas facultades son reveladas por las explicaciones de los rastas, mientras te alimentan con frutas naturales y agua de coco. No hay electricidad ni internet. Sí artesanías, un museo y un concierto de verdadero reggae, con percusiones y cantos en vivo, que la comunidad entrega como rito y despedida.

    La sensación de bienestar es profunda. Acá también, tal como en los hoteles "all inclusive", dan ganas de quedarse.


    ¿Cómo llegar?

    La aerolínea COPA vuela desde Santiago a Montego Bay, con escala en Panamá. También lo hace Latam, previa conexión con Miami.


    ¿Dónde quedarse?

    Si la intención es vivir la experiencia del todo incluido, una opción es hacerlo en el Hyatt Ziva. El precio por pareja es de US$500 por noche (302 mil pesos chilenos). De todas maneras diferentes agencias de turismo ofrecen paquetes que, en ocasiones, resultan más convenientes.

    Ahora si la intención es conocer más sobre la experiencia rastafari, se puede alojar en la villa por US$ 100 la noche con las comidas incluidas. La visita de dos horas al recinto cuesta US$25.

    por us$2 se puede compartir un taxi hacia Samuel Sharpe Square y comprar de todo.

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