• Hay problemas con el vino

    por álvaro peralta / @dontinto

    Me encanta almorzar con una copa de vino. Y cuando hablo de almorzar no me refiero al fin de semana, si no que a cualquier jornada laboral. Es que, más allá de que trabaje en casa, lo cierto es que una copa de vino ( y hasta dos) acompañando un buen plato de comida realza el sabor mejor que cualquier otra bebida. Además, para los que dicen que tomar vino al almuerzo hace que cueste trabajar en la tarde, les digo que es sólo costumbre. De hecho, más sueño da un plato muy contundente al almuerzo que una copa de vino. ¿Y para el que después del trabajo se va a casa en auto? No hay problema, porque si se toma una copa al almuerzo, camina de vuelta a la pega y luego de varias horas se va al hogar ya no marca nada si lo llega a detener algun agente de la ley.

    El único problema para almorzar con una copa de vino son los restaurantes, porque los precios del vino están por las nubes. De hecho, se sabe que uno puede pagar dos, tres y hasta cuatro veces el valor real de una botella de vino. Pero el problema es que muchas veces el pedirlo por copa - que podría ser una alternativa más económica - no mejora el panorama. De hecho, durante las últimas semanas he hecho el ejercicio de pedir vino por copa en distintos restaurantes de Santiago y me he encontrado con que ya están rondando -o incluso pasando - los $5.000. Me parece que es demasiado. O sea, podrían tener un vino a ese precio, pero al menos una opción más económica. Seguimos siendo un país que produce mucho vino, pero toma muy poco. Y si los precios de botellas y copas siguen tan caras como lo están, la gente va a seguir prefiriendo almorzar o comer con jugos, bebidas o cerveza. Así que más que campañas para fomentar el consumo, lo que se necesita son precios razonables. Ahora, como el vino también sirve para cocinar, les dejo una receta que lleva un poco de tinto (barato).

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