por fernando solabarrieta / periodista fox sports

Eso que recorre la espalda cuando uno experimenta miedo. Exactamente ese sentimiento resume la posibilidad de no ganar hoy. Esta maravillosa Selección, competitiva a nivel mundial, enfrenta el partido con Bolivia sin ningún margen, sabiendo que si hoy no obtiene los tres puntos su opción de llegar a Rusia se aleja de forma considerable. Cuesta creer que este equipo fantástico, integrado por la Generación de Oro pueda estar en esta encrucijada. Pero es así. Por distintas circunstancias que no vale la pena profundizar en esta columna, la Roja no ha hecho una gran clasificatoria. La inmensa crisis dirigencial del comienzo, el cambio de técnico y varios partidos donde los nuestros se vieron irreconocibles, conspiraron para llegar a este momento. Es cierto, los rivales también juegan y sobre todo en Sudamérica, donde no te toca ni Luxemburgo ni San Marino. Aquí todo es más difícil, es verdad, pero el equipo jamás debió llegar a esta instancia. El todo o nada, vida o muerte, parecían lejanos cuando se derrotó a Brasil en el Estadio Nacional y a Perú en Lima. Ese comienzo imponente permitió pensar que por primera vez en la historia las eliminatorias serían un trámite y que el Mundial era el objetivo. No fue así. Hoy en el Hernando Siles de La Paz Chile se juega no quedar colgando de la eterna y maldita calculadora. Como antes, como siempre.

Para eso, Juan Antonio Pizzi poblará el mediocampo intentando acrecentar la posesión del balón como arma defensiva y también como comienzo ofensivo a través de la elaboración. Sumará, dicen, al Tucu Hernandez y Francisco Silva persiguiendo ser un equipo corto y compacto que construya y aproveche los espacios para la velocidad de Alexis Sánchez y Eduardo Vargas. No es una mala idea. A diferencia de otras veces, será imposible ver al equipo ejerciendo una presión sostenida alta y con tanta intensidad física. Los 3.600 metros sobre el nivel del mar no son un mito y aunque Chile exhiba el mejor rendimiento sudamericano en este escenario, no tomar resguardos, sería un suicidio. Tampoco ir a defenderse y jugar cerca de la portería de Claudio Bravo, porque eso es ahorrarles el armado a los altiplánicos y ofrecerse como blanco para los muchos remates de larga distancia que planean, tomando en cuenta la altura, que complica tanto la trayectoria de la pelota. Chile sabe que se acabó el crédito y que no se pueden perder más puntos. Lo de hoy es muy posible si se juega en el nivel que acostumbran. De lo contrario, a partir de mañana correrá por la espalda ese frío incómodo. Mezcla de terror y miedo, pensando que es posible quedar fuera de una cita que sentíamos tan segura.

"Aquí todo es más difícil, pero el equipo jamás debió llegar a esta instancia. El todo o nada, vida o muerte, parecían lejanos cuando se derrotó a Brasil en Santiago y Perú en Lima."

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