• Hacerse el vivo

    por constanza michelson / @psicocity

    El polémico chiste que Sebastián Piñera hizo en una actividad de campaña refiere a una versión añeja del cortejo: la mujer se hace la muerta -en el deseo- o hace como que no quiere para permitirle al hombre jugar a cazador. Versión estereotipada durante largo tiempo, que además traspasaba el juego erótico para establecerse como una verdad en lo social. Obligando a la mujer a la pasividad y al hombre a la actividad, ella relegada a lo doméstico, él a lo público y a la acción.

    Cosas que, aparentemente, están lejos del espíritu de los tiempos. Donde esa versión de la relación entre los sexos resulta, a lo menos, incorrecta. En el discurso y las nuevas políticas, se fomenta que en lo social exista igualdad de género. ¿Pero qué ocurre con los nuevos códigos del erotismo?

    La versión del ex Presidente: mujer que renuncia a su deseo y macho vivo zorrón, parece cada vez más anacrónica, liberación sexual mediante. Incluso, más que liberación, el imaginario de las relaciones se ha tornado hipersexualizado. De lo que se trata hoy, es de que todos gocen. Sin embargo, en esta nueva versión en que se potencia el placer sexual, algo queda invisibilizado: si bien hoy es una virtud mostrarse disponible sexualmente, no lo es parecer demasiado interesado en profundizar la relación con el otro.

    Se trata de un asunto de poder. En los nuevos códigos relacionales, gana quien está más libre de sentir la necesidad de compromiso, y probar indefinidamente en el mercado de la carne. Pierde quien se enamora primero. Asimetría que afecta a las relaciones de cualquier orientación sexual. Parte de los riesgos del amor, claro.

    No obstante, como dice la socióloga Eva Iliouz, la desventaja la llevan con demasiada frecuencia las mujeres. Quienes se muerden la lengua para tolerar la ansiedad que les provocan las relaciones casuales, o las que duran meses sin nombre. Cuestión que no pasa solo por la educación sentimental femenina, la que ha ido cambiando al ritmo de los tiempos, sino por un límite concreto: el reloj biológico. Porque el deseo de maternidad cruza aún a muchas mujeres, liberadas o no. Imponiendo un límite temporal que genera una ansiedad que les hace perder poder en las relaciones, sintiendo que cada candidato es su última oportunidad.

    Y lo más complejo, es que las nuevas pautas no permiten hablar de esto con sus parejas, a veces ni siquiera con ellas mismas. Hablar sobre el deseo de hacer familia o compromiso, hoy hace que muchos se perciban como seres poco realizados, dependientes, anticuados, temiendo provocar la huida de la pareja.

    Quizás, así como nuestras abuelas podrían haberse sentido culpables del sexo, hoy las mujeres se sienten culpables de buscar algo más que una amistad con ventaja. Renunciando a sus impulsos y deseos amorosos. No es que se encuentren con puros "pasteles" como muchas se quejan. Sino que están viviendo la falta de nuevos acuerdos para tramitar este asunto.

    Así como se interroga el liberalismo económico, ya que no todos comparten las mismas condiciones para la libertad, en lo erótico ocurre algo similar. La efervescencia sexual no conlleva igualdad de condiciones, porque se despliega aún en esquemas primordialmente masculinos. Así, los vivos, siguen siendo los mismos de siempre.

    "Así como las abuelas podrían haberse sentido culpables del sexo, hoy las mujeres se sienten culpables de buscar algo más."

  • Experta entrega dosis diarias de consumo de agua según la edad de cada persona

    Para un adulto se recomiendan de seis a ocho vasos todo el año.

    Aunque erróneamente, se cree que la ingesta de líquidos aumenta únicamente en época calurosas y baja con el frío, sin embargo, tomar agua en realidad no debiera ser menor en invierno que en verano, pues su importancia para el organismo se mantiene todo el año.

    Así lo confirmó la nutricionista y académica de la Universidad San Sebastián, Jessica Moya, quien aclaró que "con o sin calor, la recomendación de ingesta de agua en el día es aproximadamente de seis a ocho vasos, cantidad que puede variar según el tipo de persona, sus necesidades específicas y el nivel de actividad física que realice".

    Asimismo, la experta afirmó que el hecho de que la sed sea mayor en verano se debe a que las altas temperaturas -al igual que el ejercicio- "hacen perder más agua por la liberación de calor de nuestro cuerpo, por lo que la hidratación se hace más evidente".

    Para Moya, la mejor forma de hidratarse es el agua, por lo que sugirió que dependiendo de los gustos de cada persona, se beba sola o saborizada con rebanadas de limón, naranja, pepino u hojas de menta.

    La profesional manifestó que los niños de cuatro a ocho años debieran ingerir diariamente 1,5 litros, mientras los de nueve a 13 necesitan dos. Lo mismo que las mujeres adolescentes, mientras que los hombres en esa etapa, 2,5.

    Para un adulto se aconseja es de 2 a 2,5, y para las embarazadas de 2,5 a tres.

    los niños de cuatro a ocho años debieran tomar 1,5 litros de agua al día.

    a las embarazadas se sugiere que beban de 2,5 a tres litros mientras su hijo en camino no nazca.

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