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La sabiduría de Gary Lineker
por cecilia lagos / periodista deportiva
El exfutbolista inglés Gary Lineker no sólo es famoso por ser uno de los mejores delanteros del mundo en los años '80 y '90, sino también por realizar agudas e inteligentes declaraciones. Una de ellas es, a estas alturas, un clásico: "El fútbol es un juego simple donde 22 hombre persiguen un balón y al final los alemanes siempre ganan".
A los 15 minutos del primer tiempo, y viendo cómo Chile dominaba con absoluta posesión de balón, pero no lograba marcar un gol, no pude evitar acordarme de Lineker.
Para mí, hubo tres momentos claves que definieron el partido: esos minutos iniciales en los que Chile fue dueño del juego, pero no supo traducirlo en goles; el error de Marcelo Díaz que terminó en el 1-0 de Lars Stindl; y el gol que al final se perdió Ángelo Sagal en la boca del arco, luego de una barrida impresionante de Edson Puch para evitar que la pelota se fuera al saque de fondo.
El asunto del finiquito en Chile no es nuevo. Ya desde los tiempos de Marcelo Bielsa se sufría para anotar. Y ese problema lo heredaron todos los técnicos sucesores: en partidos de alta competencia ante rivales cada vez más exigentes, el problema no es jugar bien o dominarlos, sino hacer los goles que confirmen lo anterior.
En esta final, luego del error de Marcelo Díaz, ni él ni Chile pudieron volver. Alemania se afirmó y poco se pudo hacer con una defensa que se concentraba numéricamente atrás, especialmente en el medio, rodeando a Alexis Sánchez cada vez que tocaba un balón o haciéndole imposible a un frustrado Eduardo Vargas rematar con visibilidad.
Esto obligaba a Chile a replegarse e ir por los costados, tirando centros estériles que esta mal llamada "Alemania B" siempre despejó por altura o cantidad.
Que el error del gol le haya sucedido a Marcelo Díaz es de esas injusticias del fútbol que duelen, porque él es un jugador extraordinario en esta Selección, cuya presencia y ausencia marcan todo. Y jamás le había pasado antes. Todo lo contrario.
Por eso, no podemos ni remotamente culparlo. Creo que más me afecta el gol que se perdió Ángelo Sagal, cuando justamente había entrado para momentos como ese y su definición podría haber cambiado todo.
Para perder una final, hay que haber llegado a ella. Yo me quedo con los largos abrazos de consuelo de Johnny Herrera a Arturo Vidal y de Jean Beausejour a Marcelo Díaz mostrando el profundo vínculo humano establecido como equipo.
Y me quedo con el pasillo de campeón que le hizo nuestra Selección a los alemanes, porque cuando se han ganado copas también hay que aprender que uno siempre puede estar del otro lado.
"Para perder una final, hay que haber llegado a ella. Yo me quedo con los largos abrazos de Herrera a Vidal y de Beausejour a Díaz mostrando el profundo vínculo humano establecido como equipo."