por fernando solabarrieta / periodista de fox sports

Escribo con emoción. Esa que aparece con aquella camiseta roja que amo tanto. Lo hago perdiendo objetividad, seguramente, pero con la honestidad necesaria y obligada de reconocerlo. Agradezco, además, a este grupo de muchachos maravillosos el que me ayuden a rescatar a ese niño apasionado que se fue perdiendo en las oscuras sombras del profesionalismo y la adultez.

Lo viví igual que ustedes, a la distancia, pegado a una pantalla, lleno de nervios y ansiedad desde la bella San Petersburgo. Confieso que la tensión fue creciendo en la medida que sentía que se estaba empatando en Kazán un partido donde Chile merecía estar en ganancia. Sufrí los dos palos sobre el final del alargue y me enfurecí con los cobros del árbitro iraní, sobre todo en ese penal no cobrado sobre el Gato Silva.

Me preparé para la ceremonia de los penales con la ilusión de las dos Copas América ganadas, pero también es cierto que en mi corazón ochentero cargo el amargo recuerdo de tantas definiciones perdidas en esa historia de frustraciones de mi generación y muchas anteriores. Por eso, a diferencia de mis hijos y todos los chilenos del siglo XXI, mi alegría es distinta, nace para imponerse sobre la rabia y la tristeza de muchas oportunidades donde el llanto le ganó a la felicidad. Chile cambió. Desde hace varios años y este grupo de jugadores ayudó en esa nueva manera de enfrentar la vida y los desafíos. Por eso, las tres tapadas de Claudio Bravo son una demostración de grandeza y autoridad, más allá de su arco y de la cancha. Muestran un país distinto. Un Chile ganador.

Quiero compartirles algo, a modo de ejemplo. Por años me pasé grabando en los centros de prensa para las Copas del Mundo, cómo los colegas argentinos o brasileños vivían estas instancias. Pedíamos permiso para entrar a sus estudios y observábamos el espectáculo que siempre ofrecía algún elemento atractivo para las notas que preparábamos para los informativos. La cámara registraba su tensión, los nervios y después su celebración. Lo hacíamos como tristes testigos de una fiesta que no era nuestra. Ayer, en el Centro de Radio y Televisión de San Petersburgo, golpeó la puerta la TV de Brasil y nos pidió autorización para registrar nuestro momento en la definición por penales. Los pentacampeones del mundo nos graban a nosotros, a los chilenos.

El mundo no cambió, fuimos nosotros. De la mano de un grupo de muchachos que se propuso conquistarlo todo y nos arrastró. Chile es otro y para siempre. ¡Gracias muchachos! Eso vale, incluso, más que una final.

"Agradezco a este grupo de muchachos por rescatar a ese niño apasionado que se fue perdiendo en las sombras del profesionalismo y la adultez."

Matías Peralta F.

Sin lugar a dudas, lo que vivió el seleccionador de Chile fue sólo emoción. Previo a la tanda de penales, e intentando sopesar el penal no cobrado hacia Francisco Silva y los dos palos consecutivos que le daban la victoria a Chile en los últimos minutos del alargue, Macanudo consoló a un triste Gary Medel, que no ocultaba su frustración al saber que merecían ganar el partido en los 120 minutos, y no en una nueva tanda de penales.

Ya con el paso a la final abrochado, Juan Antonio Pizzi apenas podía contener la emoción en sus primeras declaraciones en la cancha del Kazán Arena, aseverando que todo lo que vivió ayer "excede lo que uno le pide a los futbolistas". También frente a los momentos que pudieron haber definido el partido antes, el transandino fue tajante: "A nosotros todo nos cuesta, de la única forma que podemos competir es como ahora".

Y en la rueda de prensa los elogios de Macanudo hacia sus jugadores continuaron. "Se ha visto un partido de fútbol increíble a pesar de que en el resultado final no se hayan convertido goles, no le quita mérito al esfuerzo de todos los jugadores que estuvieron en el campo de juego", dijo el DT de la Selección, agregando que "ni un jugador cometió errores, el esfuerzo que hacían era como si recién empezase el partido".

Frente a la situación de los cambios, que en los 90' sólo hizo una sustitución con la entrada de Martín Rodríguez por Eduardo Vargas, Pizzi también tuvo sus argumentos para defender tal situación. "Era muy difícil elegir los cambios porque cualquier cosa podía desestabilizar lo bueno que estaba haciendo mi equipo", arguyó Macanudo sobre lo parejo que estuvo el partido durante largos pasajes.

La felicidad del estratega era notoria, especialmente respecto al temple que tuvieron tanto Bravo como los jugadores que patearon en la tanda de penales. "Claudio tenía bien estudiado a los pateadores", reconoció el estratega, que antes de finalizar revalidó el pase de Chile a una nueva final. "Yo creo que nosotros hicimos méritos para ganar el partido. Tuvimos algunas chances en el primer y segundo tiempo, y no es habitual que una pelota pegue dos veces en el palo", dijo.

nueva definición Juan Antonio Pizzi vivirá su segunda final como DT, luego de la final de Chile el 2016.

tres títulos El DT logró un título con la UC (10'), otro con S.Lorenzo (13') y el último con Chile (16').