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El Tetazo
por constanza michelson / @psicocity
La mayor parte del tiempo quienes me defendieron fueron mujeres. En la adolescencia las mujeres grandes me sacaron de las garras de algún viejo verde que sentía la autoridad para andar levantando jumpers y agarrando culos.
Alguna vez una señora que presenció una de estas escenas, salió con escoba en mano, y supe de ahí en adelante que no estaba sola, mis congéneres mayores estaban alerta frente a una verdad que en esos tiempos no se pronunciaba. Esa alianza femenina era cubierta con otra ficción: el cuento de la valentía de los hombres. Jugábamos a que los chicos nos defendían en las fiestas frente a la provocación de un jote. Lo hacíamos mirando de reojo eso sí, porque sabíamos que era un montaje: cualquier roce no intencional o un salpicón accidental de piscola servía de detonante para llevar a cabo una demostración de virilidad. Lo cierto, es que aunque digan que las mujeres nos traicionamos -cosa que también hacemos- históricamente hemos sido guardianas las unas de las otras.
Hoy en estos asuntos pasamos de la escoba a la política. Y se comienzan a nombrar aquellas cuestiones que antes quedaban atrapadas en una burbuja de angustia. Porque los cuerpos son narrados desde la cultura, el de las mujeres -o bien los cuerpos feminizados- han estado atrapados en definiciones harto inconvenientes. No niego que el cuento del que se ha debido hacer cargo de lo masculino no sea complejo (eso de andar erecto por la vida, es un fracaso garantizado). Pero hoy estamos hablando de las líneas que caen sobre el cuerpo de nosotras: que "concursos de culos sí", que "topless en playas no nudistas no", que "la maternidad es un asunto privado del cual las mujeres deben hacerse cargo solas, pero el aborto es un asunto público", que "a la mujer con hombre se la respeta, la que anda sola es pública". En fin, el cuerpo de las mujeres es un territorio de batallas ideológicas. Y en tales batallas, hay un momento en que hay que salir con la escoba. Aunque sea injusto con ellos por momentos. Porque sí, con los hombres también tenemos las fraternidades y las pasiones más dulces... Por si acaso, les aclaro a nuestros compañeros de ruta que estamos inventando acciones políticas y ya veremos cuáles son más acertadas que otras.
El Tetazo en Argentina a algunos les pareció al nivel de sofisticación del golpe con uslero, pero al mismo tiempo, Rusia despenalizó la violencia doméstica, en un gesto a la altura del mazazo de las cavernas. Y entre golpe y golpe, se nos pierde la idea de que se trata de rehacer el pacto que nos liga. No para ser iguales, salvo en el derecho, sino para que la inevitable tensión entre los sexos, se encuadre en una cancha justa y digna.
Cierto es que hasta acá nuestras diferencias se han reducido a las que la erótica masculina ha definido: quienes son sujetos y quienes objetos de deseo. Por lo tanto, distribuye cuales cuerpos dominan y cuales son públicos. Esta es una gramática arbitraria e insostenible. Pero tampoco lo es suponer que los cuerpos puedan transformarse en superficies lisas, libres de toda diferencia.
La desnudez es siempre un asunto cultural, es un tejido de palabras y conceptos que van recortando el cuerpo, para que tenga los bordes que dialectizan pudor y deseo: instituyendo al eros que nos liga. Por el contrario, la fantasía del grado cero del cuerpo, la desnudez sin tensión alguna, obliga a la desexualización que lo convierte en objeto, como la carne trémula en el pabellón médico en que todo pellejo vale lo mismo.
Quizás por eso el Tetazo como acción no me convence. Si bien, cuestiona la mercantilización canalla de la desnudez, podría confundirse en el objetivo de librar a la carne humana de eros y sin medirlo comenzar a coquetear con tánatos.
Ya veremos. Quizás es como golpear con la escoba: simplemente un momento necesario y transitorio en las reivindicaciones, pero donde hay que hacer una acción clara y rápida para marcar los límites.
"En fin, el cuerpo de las mujeres es un territorio de batallas ideológicas. Y en tales batallas, hay un momento en que hay que salir con la escoba."
Recibiré sus alegatos, dudas, tormentos y quejas a paisintimo@gmail.com.
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Hombres de más de 40 tienen mayor riesgo de obesidad
Una investigación española reveló, además, que la ocupación de la persona, sus ingresos y el hecho de ser o no inmigrante no inciden en su peso.
Natividad Espinoza R.
Ser hombre, tener más de 40 años, ver televisión de manera frecuente y no realizar actividad física son factores que aumentan el riesgo de sufrir sobrepeso y obesidad. Así lo comprobó el estudio español Anibes, recién publicado en la revista científica Plos One.
El sondeo, que comprendió una muestra de 1.655 personas de entre 18 y 65 años de edad, reveló que el 40,5% de los hombres participantes en la investigación tenía sobrepeso, mientras que entre las mujeres el porcentaje fue de 31,4%.
Las cifras en cuanto a obesidad, en tanto, fueron 22,7% para los hombres y 17,3% entre el sexo femenino. Finalmente, el 64,7% de los representantes del sexo masculino resultó tener obesidad abdominal, cifra que alcanzó el 52,5% entre ellas.
Por otra parte, la investigación mostró que hacer ejercicio de manera vigorosa por más de 150 minutos a la semana, tener un mayor nivel de educación, dormir al menos siete horas diarias y ser fumador reduce el riesgo de sobrepeso y obesidad.
De esta lista de factores, el que más llama la atención es el consumo de cigarrillos. Según los profesionales, la nicotina eleva los niveles de varios neurotransmisores y suprime el apetito, lo que lleva a una reducción en la ingesta de alimentos.
No ligados a obesidad
Anibes también arrojó que el hábitat municipal en que se mueven las personas, sus ingresos a nivel familiar, sus ocupaciones y el hecho de ser o no inmigrantes no tienen que ver con posibles aumentos de peso.
el 40,5% de los hombres resultó tener sobrepeso. Entre las mujeres, la cifra alcanzó el 31,4%.
el 64,7% de los representantes del sexo masculino tenía obesidad abdominal.
150 minutos semanales de actividad física vigorosa reducen el riesgo de sobrepeso y obesidad.