En los últimos días, Chile Vamos anunció que solicitará al Gobierno suspender el proceso constituyente acusando vicios, falta de objetividad y también de transparencia. Lejos de tener una actitud propositiva la derecha insiste en su posición de bloquear y desacreditar permanentemente el proceso constitucional. Claramente no quieren que exista una nueva Carta Fundamental, ellos preferirían un par de reformitas que maquillen la actual, tal como ocurrió en 2005.

Al parecer, una especie de miopía política no les permite ver que el proceso constituyente es el camino para salir de la profunda crisis de confianza que vive el país, es la vía para que la política y la ciudadanía se reencuentren y se reconstituyan las confianzas. Pero ello requiere que todos los actores políticos y sociales actúen con generosidad y con la necesaria vocación democrática y la disposición para debatir y generar los acuerdos propios de una Constitución que nos represente a todos los chilenos, y en esto Chile Vamos está al debe.

Bajo ninguna lógica corresponde suspender el proceso constituyente que actualmente se encuentra en marcha. En este caso lo que corresponde es impulsar medidas que lo perfeccionen: garantizar mejoras en los canales de información ciudadana, claridad en la metodología de los cabildos y darles carácter vinculante a los acuerdos que ahí se alcancen, además de dotar de mayores atribuciones al Consejo Ciudadano de Observadores, para que pueda dar mayores garantías a todos los sectores en cuanto a transparencia del proceso. Asimismo, parece necesario que el Gobierno vuelva a estudiar la fórmula propuesta originalmente en que se plantea que sea el Congreso el que defina el mecanismo por el cual se redacte el nuevo texto constitucional, e impulse una reforma que permita que seamos los chilenos, vía plebiscito, quienes definamos el mecanismo que nos parezca adecuado para redactar la nueva Constitución, lo cual aseguraría mayor participación y legitimidad al proceso.

Suspender el proceso, como erradamente plantea la oposición, no constituye en absoluto una solución. Por el contrario, sería una medida que vendría a profundizar la crisis de confianza, dejando en evidencia una vez más la falta de sintonía de la clase política con los ciudadanos, al desconocer el consenso social que existe entorno a la necesidad de una nueva Constitución, que representa a un 77% de chilenos que somos quienes consideramos que nuestro país merece una Carta Fundamental nacida en tiempos de efectiva democracia.

Priscila Albornoz. Sus clientes son universitarios; sus productos, fajitas y hamburguesas. El peak de ventas es entre 12.00 y 14.00: "Así la hago, no tengo tiempo ni para fumarme un cigarro, y hay que andar arrancando de los pacos".

Hace 2 años que vende sándwiches de soya, pollo y champiñón en Pío Nono, justo frente a la Escuela de Derecho de la Universidad de Chile: "Los chicos saben que en este lado está la comida más vegana, más saludable, más light y barata, y que al frente es de completos y churrascos".

Por las noches deja la soya hidratada, los tomates y las lechugas lavadas. Se acuesta a eso de la 01.00 y a las 05.30 está en pie para armar sus productos. Va a dejar a su hijo menor al jardín y parte en Metro a Bellavista. Al terminar la jornada, como a las 16.00, pasa a la Vega a reabastecerse y vuelve por su hijo.

Antes era artesana y vivía en Constitución, pero lo dejó porque no era estable. En el rubro de la comida vio un sueldo constante y mejor, pero ha tenido costos: "Tengo cero vida entre el trabajo y los niños. El viernes tenía ganas de tomarme una cerveza. Dije: ¡Hoy voy a tomarme una cerveza y a relajarme! Pero llegué a la casa, me senté y me dormí. Pensé: no hay problema, mañana es sábado. Pero llegó la noche y no tuve ni ganas de ir a comprar. El domingo me pasó casi lo mismo".

En el futuro le gustaría tener una casa propia y un local con patente. Fuera del cansancio es feliz: "Yo siempre digo, mañana es otro día y hay que salir con buenas energías todo el rato".

Por 29 años hemos acampado en distintos lugares de Chile y Argentina, pero este verano descubrimos lo mejor de nuestros campings: el Parque Pumalín. Sitios amplios, entorno impecable, baños completos, señalética clara y oportuna, infraestructura firme, accesos seguros, etc. Todo, a un costo mínimo. Aquí el visitante descansa, disfruta, aprende, se maravilla y hace suyo el último párrafo de la leyenda a la entrada de Pumalín Oeste…" Este Parque es un obsequio para todo público, ayúdenos a cuidarlo…".

Airadas opiniones ha recibido la campaña: "Las reformas no llegan a los campamentos", de la ONG Techo. El motivo es comprensible, puesto que en la ONG tienen razón: las reformas no llegan a los más pobres. Claro ejemplo da la entidad al indicar que un 66% de los mayores de 19 años que vive en campamentos no ha terminado el colegio, en contraste con el 39,5% a nivel nacional. Teniendo presente esto, el desafío está en hacer reformas que beneficien a todos los chilenos y no sólo a quienes pueden influir.

"Me gusta cuando alcanzo un ejemplar porque así me entero de las noticias pese a trabajar todo el día y no tener tiempo de ver televisión o comprar otro diario, cuenta sobre el hoyxhoy Eliana Rojas (70). "Es un aporte para el adulto mayor", agrega.