Más de 70 mil personas, la mayoría sub 20, disfrutaron ayer de la última jornada de Lollapalooza. Pasado el mediodía, el grupo Tinariwen abrió el evento mientras la gente todavía estaba comenzando a llegar al Parque O"Higgins. Por la tarde, los shows de Twenty One Pilots, Alabama Shakes y Bad Religion, prendieron al público, que soportó como pudo los casi 30 grados de temperatura máxima que hubo el domingo en Santiago: sombrillas, protector solar y algunas latas furtivas de cerveza ayudaron a los más acalorados.

Por sexto año consecutivo, el pantalón corto de jeans, para ellas, y las guayaberas, para ellos, predominaron dentro de la multitud, en desmedro de las legendarias poleras negras que no abudan en el evento musical que cierra marzo.

Mientras, Florcita Motuda, ajeno al mundo fashion, presentaba su show delirante frente a otro puñado de asistentes en Kidzapalooza.

A un costado de los escenarios principales hasta una barbería cautivaba al público que hizo algunas pausas entre las presentaciones de los artistas. En la medianía de la tarde, el reemplazante Brandon Flowers (cubrió el cupo de Snoop Dog) logró juntar a varios miles de fanáticos frente al Itaú Stage. Pero los cabezas de cartel estaban reservados para las horas finales.

Primero, con Noel Gallagher"s High Flying Birds; y luego con los números que se esperaba que cerraran la sexta versión de Lollapalooza: los sudafricanos de Die Antwoord y Florence and The Machine a las 22 horas.