-
Expo Milán: el resumen del mundo que duró seis mesesMuseo para los fans del fútbolLa mejor pizzería de Italia
Chile fue uno de los protagonistas con su gastronomía que cautivó a más de un millón de personas.
Aquí está todo el mundo. Literalmente. En ese pabellón lleno de espejos, por ejemplo, está Rusia. El futurista de más allá, es el de Japón. La pasarela larga es para entrar a Alemania, el de las torres altas es de Nepal. Hay un castillo café de Marruecos y una fachada llamativa para el de Irán. Entre ellos, claro, el de Chile. Una mole tejida de madera donde se repiten dibujos de Nicanor Parra y que se llama "El amor de Chile". Una planta baja con mesas y un mini escenario donde tocará Pascuala Ilabaca, antes bailó un grupo folclórico pascuense y una radio, la Universo, trasmite en directo desde acá el programa de Esnaola y Lira.
Aquí está todo el mundo, y miles de bastones para selfies que ayudan a inmortalizar lo que ofrecen 144 países expositores.
Apenas uno aterriza en Milán sabe que llega a la capital de la moda. Y no sólo porque en el aeropuerto te recibe un enorme cartel de Emporio Armani sobre el edificio principal del terminal. En la zona turística de la ciudad, alrededor del Duomo, hay vitrinas con los últimos diseños y turistas de medio planeta cargando bolsas con novedades del vestir. Claro que, ahora, además de los visitantes y de las tiendas de ropa, la ciudad está repleta de banderas de todo el mundo y anuncios de la Expo. La feria universal que termina el 31 de octubre (la próxima feria es Dubai 2020).
"Venimos de Japón. Vamos a todas las ferias, desde Sevilla 92", dice un matrimonio de Kioto que saca fotos mientras habla. "Yo vine de España. Tenía una reunión en Milán, y me quedé un par de días más para venir a la feria, está muy buena", dice un madrileño que hizo fila cuatro horas para entrar al pabellón de su país.
Llueve, y eso no le importa a la gente que hace fila para entrar al pabellón.
Evento mundial
Las ferias universales no son nada nuevo. Hace 126 años, el poeta y cronista cubano José Martí escribió "La exposición de París". Un texto sobre una feria universal donde se inauguró la Torre Eiffel, y que parte con la frase: "Los pueblos todos del mundo se han juntado este verano de 1889 en París".
No han cambiado muchas cosas en las ferias, en todos estos años. El mismo interés masivo por visitar los stand, la misma competencia entre países, el mismo sentimiento de tener a todo el planeta en un solo predio, plano y limitado a unas cuantas hectáreas.
"Por veintidós puertas se puede entrar a la Exposición. La entrada hermosa es por el Palacio del Trocadero, de forma de herradura, que quedó de una Exposición de antes", escribió Martí. 126 años más tarde, también hay muchas puertas de acceso en Milán, aunque ahora con un pequeño detalle de modernidad: detector de metales, revisión como en un aeropuerto, y el temor constante de un atentado y que hace más extremas las medidas de seguridad.
Los grupos de escolares milaneses son constantes entre el gentío. Los tours con visitantes asiáticos se repiten como un tic. La gente con credenciales de la EXPO están por todos lados. No falta nadie. Todos entramos a este resumen del mundo.
Futuro y pasado
A Chile le fue bien. La comida fue parte del éxito que ha tenido el stand. Hace unas semanas recibieron al visitante número 1 millón, y los diarios Corriere Della Sera (Italia) y The Wall Street Journal (Estados Unidos), destacaron particularmente nuestra gastronomía.
Un grupo de italianos se toma fotos a Pascuala Ilabaca, mientras canta con su banda. Adentro del pabellón te reciben imágenes y audios de distintas zonas del país. Luego, un gran salón a oscuras donde se proyectan los frutos del país. "Son muy ricas las empanadas", dice una milanesa, y frente a ella alguien prueba un chupe de ostiones y más allá alguien termina un pastel de choclo y todos tienen una copa de vino tinto para ayudar la digestión.
En su crónica, José Martí escribió: "Por un pórtico grandioso se entra, entre sacos de trigo y muestras de mineral, al palacio de hierro de Chile; allí la madera fuerte de los bosques del indio araucano, los vinos topacios y rojos, las barras de plata y oro mate".
El palacio del que habla Martí, y que fue nuestro pabellón en París, luego fue trasladado a Chile y hoy está en la Quinta Normal, como sede del museo Artequín. ¿Qué pasará con "El amor de Chile"?
"El Museo del Calcio" o museo del fútbol está en la zona de Coverciano, en un edificio del Centro Técnico Federal de la Federación Italiana de Fútbol. El recinto es un centro de documentación histórica sobre este deporte en Italia.
Ubicada en Milán, Pizza Am es considerada en muchos rankings como la mejor de la ciudad e incluso de Italia. Vale la pena pasar por sus preparaciones con mucho queso rebosante sobre su masa delgada o por sus calzonne.
Avenida Palazzeschi en Florencia.