Al parecer la flojera no sería más que una conducta coherente con la forma en que las personas fueron programadas. Un grupo de investigadores canadienses demostró que la pereza es "parte de la naturaleza" humana. El estudio de los norteamericanos reveló además que esto se debe a que el sistema nervioso induce al cuerpo a realizar el mínimo esfuerzo. Es este mismo sistema el que es capaz de adaptarse y cambiar la forma en que el cuerpo se mueve, todo con el fin de gastar la menor cantidad de energía posible.

El estudio fue publicado en la revista científica Current Biology.

Hallazgos

Los investigadores estudiaron los costos energéticos de caminar y llegaron a la conclusión que los resultados se aplican a la mayoría de los movimientos humanos. Para esto pidieron a los sujetos de estudio que caminaran usando un exoesqueleto robótico. De esta forma se hacía más costoso caminar normalmente, por lo que los sujetos debían adaptar sus movimientos.

Los resultados revelaron que tras solo minutos los sujetos encontraban una adaptación de costo óptimo de energía. Incluso se halló que el cuerpo realiza estas modificaciones para ahorrar tan poco como un 5% de energía o menos.

Sobre los hallazgos el científico de Simon Fraser University, Max Donelan, sostuvo: "Hemos encontrado que las personas cambian con facilidad la forma en la que andan, incluyendo características de su modo de caminar que se han establecido tras dar millones de pasos a lo largo de sus vidas, para ahorrar pequeñas cantidades de energía".

El investigador añadió que los resultados son coherentes con la hasta ahora teoría que aseguraba una inclinación humana natural hacia realizar el mínimo esfuerzo. "Hemos dado una base fisiológica para esta pereza al demostrar que incluso en un movimiento bastante ensayado como caminar, el sistema nervioso subconscientemente monitorea el uso de energía y continuamente reoptimiza los patrones de movimiento en una búsqueda constante por moverse lo más económicamente posible", aclaró Donelan.

Optimización de energía

Los resultados obtenidos son mirados con buenos ojos por la analista principal de la investigación, Jessica Selinger. La científica declaró: "Sentir y optimizar el uso de energía precisamente es una característica impresionante por parte del sistema nervioso. ¡Hay que ser inteligentes para ser tan perezosos!", sostuvo.

El estudio buscaba probar si los humanos son capaces de optimizar los costos energéticos asociados a sus movimientos. Se reveló además que estos costos no son solo un resultado de las actividades humanas, sino que tienen un rol central en dar forma a los movimientos constantemente a lo largo de la vida. Los investigadores se mostraron dispuestos a seguir estudiando problemas de optimización de energía aún más complejos.

La vida después de la muerte continúa siendo una interrogante importante entre los misterios de la humanidad. No obstante, un grupo de científicos británicos aseguró resolver cuánto vive la conciencia humana luego de que el cuerpo muere.

La investigación, realizada por expertos de la Universidad de Southampton, Reino Unido, fue publicada en la revista médica "Resuscitation".

Para el estudio participaron más de 2 mil personas que habían pasado por muerte clínica en algún momento. En cifras, encontraron que el 40% de los sujetos estaba al tanto de lo que sucedía mientras sus cuerpos no respondían tras un paro cardiorrespiratorio. Los científicos hallaron que, tras la muerte clínica, las conciencias de las personas se mantenían activas de dos a tres minutos más.

De los sujetos de estudio, cerca 150 fueron capaces de recordar las maniobras y tratamientos de emergencia que les realizaron los médicos para mantenerlos con vida. La investigación además reveló que 330 de los sujetos pudieron volver a la vida, tras haber sido declarados muertos, sin la ayuda de médicos ni medicamentos. Estas personas aseguraron que durante los momentos en que se encontraban clínicamente muertos tenían la conciencia clara y nítida, como ocurre en la vida.

Después de la muerte

Este estudio se suma a la interrogatoria sobre si hay vida después de la muerte. La misma universidad europea publicó un estudio previamente en la que aseguraba haber encontrado evidencia científica de que hay vida después de la muerte.