Es mediodía en la esquina de Alameda con Matucana, frente a la Universidad de Santiago, y la manifestación del 1 de mayo a cada paso deja ver rostros encapuchados, algunos en el momento preciso en que se cubren, o cuando empieza la destrucción de una pieza de cemento para crear proyectiles una vez aparecidos los carros lanzaaguas.

Desde una casa cualquiera e incluso entre las sábanas de la cama, se puede contemplar la escena, gracias a la transmisión de las cámaras de la Unidad Operativa de Control de Tránsito (UOCT). Las imágenes son cautivantes.

En Santiago hay 170 cámaras solo de la UOCT, aparatos cuyo valor sobrepasa los tres millones de pesos y según José Luis Gamboa, periodista del organismo, son ubicadas "en intersecciones con alto flujo de vehículos y peatones". Solo algunos de sus seguimientos se pueden ver en la web de control de tránsito, ya que "son un medio de apoyo para administrar los semáforos".

Por esto, el tiempo de visualización es de 45 segundos, mientras que en Amazonasplay.com, una web que retransmite las señales de televisión, es posible pasar horas mirando la vida de los otros a través de los dispositivos de la UOCT.

"Nuestro público solicitaba tener disponibles estas cámaras", que, según el administrador del fan page en Facebook, es más visitado "los días de manifestaciones, accidentes de tránsito o algún acontecimiento especial".

¿Cómo logran transmitir la señal de la UOCT?

El sistema es el mismo que ha ofrecido la UOCT desde siempre, solo que ahora es compatible con la mayoría de los navegadores y no necesita tener instaladas otra aplicaciones como antes.

La ley y el orden

En las imágenes de la protesta, un manifestante comienza a zarandear el poste de la cámara. A los segundos llega el carro lanzaaguas, lo espanta y se reanuda el streaming con encapuchados arrojando molotovs.

El zoom de las imágenes es muy fino, aunque desde la UOCT precisan que sus dispositivos no son de seguridad: Carabineros cuenta con un sistema de cámaras en paralelo, cuyas imágenes, en caso de delito, permiten a los funcionarios "aunar esfuerzos con la Fiscalía para que sean consideradas como prueba, las que después complementamos con las toma de control de tránsito", explicó el teniente coronel Mario Ramírez, de la Prefectura de Viña del Mar, mientras miraba una pared de monitores, cual postal de la Nasa, informando qué ocurre en 129 puntos de la Ciudad Jardín, de los que 39 poseen sistema de telefonía.

Estos puntos son determinados según la incidencia de delitos, detalló el jefe del Departamento de Seguridad Ciudadana, David Stevenson, quien agregó que "la gente presiona bastante para que se coloquen", a pesar de ser un sistema cuya inversión "bordea los $500 millones anuales en el pago de contratos a las empresas que hacen el servicio, por lo que se trata de una apuesta importante para generar una sensación de seguridad".

Y "la gente es capaz de entregar esa intimidad por estar segura. Todos decimos "no nos gusta estar en un reality show", pero luego ponemos en la balanza esto, o que un terrorista sepa que está siendo observado, (...) porque se ha comprobado que las cámaras disuaden a los delincuentes", dijo el teniente coronel Ramírez.

¿Cuando ve a una anciana que le están quitando la cartera, cómo es la sensación frente al monitor?

Hay que tener organizados los medios logísticos para que quien esté cerca del lugar llegue lo más rápido posible, y a través de las cámaras empiezas a seguir al agresor, mientras por radio le vas contando al equipo en terreno si se cambió de ropa, en qué calle dobló, si botó la cartera a la basura… En ese momento, a mi lado hay otros colegas mandando un carro, llamando a la ambulancia.

La respuesta es de la sargento primero Nancy Madriaza, uno de los efectivos destinados a observar Viña del Mar.

¿Y cómo hacen con los borrachos?

Ahí uno se queda mirando que no peleen.

Bajo techo

A las cámaras de la UOCT y de Carabineros, se suman miles de aparatos instalados en tiendas, estacionamientos y casas, que conservan su contraseña de fábrica, motivo por el cual Insecam.org puede transmitir en directo a una anciana comiendo en Buenos Aires y a una mujer orando en un templo de Mumbay, entre cientos de cámaras clasificadas por país.

Al escribir en Google inurl: "ViewerFrame?Mode=" aparecen millones de páginas similares, cada una con cientos de historias transmitidas en directo, la mayoría sin permiso de sus protagonistas.

De pronto, aparace una cacatúa que escucha el movimiento de la cámara y mira fijo. ¿Sabrá que la están observando?