La tragedia sufrida en el norte del país ha sido un triste recordatorio para todos los ciudadanos de este país. A veces olvidamos que Chile está bastante expuesto a peligros de origen meteorológico, y que debemos tomar año a año -sobre todo de cara al invierno- una serie de medidas de prevención, preparación, mitigación y respuesta que nos permitan evitar costos humanos y materiales.

Una iniciativa fundamental para estos fines es la limpieza de quebradas, desde el sector de Colina hasta San José de Maipo, sobre todo aquellas que potencialmente puedan provocar problemas y anegamientos en la zona del valle.

Hablamos de iniciativas como retiro de material y reforzamiento, por ejemplo, en las quebradas de Ramón, Lo Cañas, Lo Hermida, Nido de Águilas, Macul, y otras, y de limpieza de los ríos Mapocho, Volcán, Maipo y Colorado, estos tres últimos en la cuenca del Maipo.

Todos los lugares mencionados sufren muchas veces por la acción de personas inescrupulosas que botan escombros, desperdicios y hasta animales muertos en los cursos de agua.

Cuando las tragedias ocurren en el país, uno se lamenta de no haber actuado antes con mayor firmeza y determinación.

Ocurrió el año 1993, cuando el aluvión en la quebrada de Macul dejó 26 personas muertas y ocho desaparecidos en la Región Metropolitana, y obligó a la construcción de las piscinas de decantación que hoy nos permiten aminorar los efectos de una avalancha similar.

Podemos fiscalizar que no haya basura en las quebradas, también podemos fiscalizar que no haya gente viviendo en el cauce del río, pero ¿podemos controlar a la naturaleza?

La historia nos demuestra que no, y eso nos obliga a redoblar esfuerzos para evitar que hechos similares a los de la Quebrada de Macul o la Región de Atacama se repitan en la historia de catástrofes de nuestro territorio.

Debemos estar atentos a las señales de la naturaleza. Tanto aquellas de emergencia que surgen de la Oficina Nacional de Emergencia (Onemi) como las meteorológicas. Y debemos seguir aplicándonos en la limpieza de cauces, las piscinas decantadoras y en los planes de emergencia de aguas lluvia, pero también es necesario continuar trabajando con los municipios del sector oriente, quienes deben tener un sistema tecnológico de alerta muy superior al actual. Porque no hay medida exagerada cuando se trata de proteger la vida.

Claudio Muñoz. Conoció los juegos de mesa hace un año: "En general se trata de juegos en que cada participante representa un rol. A mí me gustan los que son más densos, complejos, donde hay que desarrollar habilidades de estrategia". Antes jugaba cartas Magic. Solía visitar la tienda Stronghold, en el Portal Lyon: "Ahí conocí el mundo de los juegos de mesa y ahora que tengo más lucas puedo comprarlos". Un juego como Arkham Horror, basado en los mitos de Lovecraft y en donde cada jugador es un investigador, cuesta $50 mil aproximadamente. "Es un buen hobby, muy entretenido, pero siendo sincero es caro". Por eso se junta a jugar en las ludotecas. En la semana en el Centro Cultural España y los sábado en el Centro Comunitario Bellavista: "Lo paso bien, se conoce a más gente, nos concentramos y nos reímos harto. Además, en las ludotecas hay todo tipo de juegos, desde familiares hasta más complejos, y siempre hay alguien dispuesto a explicar las reglas y enseñar". En las salas forman un grupo de 10 a 15 personas, en su mayoría hombres, de todas edades. "No sé porqué no hay tantas mujeres, pero sí conozco a algunas que juegan y también pasa que las pololas de amigos se contagian".

Hace poco que se licenció en Pedagogía en Historia y entró al mundo laboral. No como profesor, sino en un call center. También hace demostraciones para la distribuidora española de juegos Skiship. En el futuro se ve haciendo clases, pero también siguiendo su hobby: "Empezar a profesionalizar el asunto, arriesgarse y emprender con alguna distribuidora o tienda, para ganar plata con esto".

Señor director,

Quiero reclamar por los bicicleteros que tiene la Municipalidad de Providencia, específicamente en las bibliotecas públicas de los parques Balmaceda y Bustamante. Considero que la infraestructura que se instaló allí con el fin de hacer más amable la estadía de los ciclistas, es realmente anticuada e insegura. Lo mismo sucede en el Parque de Las Esculturas. A nivel de seguridad urbana no dan ninguna confianza a los que nos movilizamos en bicicletas por la ciudad.

Por favor señora Josefa Errázuriz, alcaldesa de Providencia, haga algo al respecto, ya que son una verguenza para su comuna progresista.

Como ciudadano de Santiago, les quiero dar mi opinión respecto de las antenas que habitan en la capital. Si observamos nuestro alrededor, nos podremos dar cuenta de que esta ciudad está llena de de cables de electricidad y antenas. Por ejemplo si miramos el cerro San Cristóbal, un lugar turístico en Santiago, nuevamente, está llenó de antenas de aquí para allá. Lo mismo pasa con las calles, que están llenas de cables que se caen de aquí a allá. Si comparamos nuestra ciudad con otra desarrollada, como París, veremos que ahí no hay ningún cable porque los que tienen son subterráneos. Por eso quiero sugerir eso para Chile, y las calles se verán más limpias y bonitas.

Mi nombre es Miguel Castro y los leo para no aburrirme en el trabajo. Sus secciones profundizan bastante algunos temas y hacen un trabajo que va más allá de la información repetitiva, lo que se valora en estos días.

Bello puente. Mapocho en bici.