Comenzamos marzo, se habló del súper lunes, luego del súper miércoles y en definitiva podemos decir que se viene un súper año, por lo menos en relación a los arreglos viales y la congestión vehicular que vamos a experimentar en los próximos días, semanas y meses; pero convengamos -y siendo optimistas-, que los cambios generalmente son para mejor.

Así lo he vivido en estos dos primeros meses que llevo en Mega, donde he podido desempeñarme en el matinal "Mucho Gusto" de manera muy cómoda y donde descubrí una familia que lo pasa tan bien trabajando, que logra traspasar la pantalla.

Me ha parecido curioso que desde que me cambié de canal, he recibido mucha atención de la prensa de farándula. Quizá obedece a la carencia de temas y rostros para poner en la palestra: les interesa con quien salgo, cuanto me demoro en pedir pololeo, como me visto y están atentos a cualquier movimiento en falso que pueda ser considerado un error para destacarlo y hacer un festín mediático. Es aquí donde me quiero detener y detallar.

Nunca me he destacado por ser un metrosexual, todo lo contrario, ni siquiera me visto bien. Desde que evalúan los looks de las personas que trabajamos en TV, debo ser unos de los hombres más frecuentes a la hora de ser el elegido como el peor vestido. Tengo mal gusto, no soy muy agraciado físicamente y debo aceptarlo, no tengo arreglo.

Cuando me van a preguntar por la vida de los demás siempre respondo: "No me gusta que hablen de mí, así que no hablaré de los demás". Sé que es una respuesta súper latera, y la deben tener en sus archivos unas 500 veces, pero lo divertido es que ya ni siquiera la reproducen, por lo que ni para el pelambre diario sirvo.

Con unos grados más

Me han seguido programas para ver qué ando haciendo en las noches, pero no frecuento lugares nocturnos, ni de dudosa reputación. Es más, una vez me detuvo Carabineros para realizarme el alcotest y no se de dónde, aparecieron cámaras de un programa de farándula. Eran las tres de la madrugada y el aparato marco 0.0 grados de alcohol en la sangre. Un periodista me preguntó cómo carreteaba sin tomar y se fue. Esa respuesta, nunca salió. Luego me pregunté, ¿qué habría pasado si el aparato hubiese marcado algún grado de alcohol en mi organismo? Nuevamente me di cuenta que no serví para su experimento, por ser un tipo fome para salir de fiesta. Muchas veces han tratado de buscar mi día de furia sin obtener resultados, soy pacífico y muy dócil.

Con lo que no lucré

Siempre hablan de "mis romances" y en siete años solo he estado con tres mujeres de conocimiento público, lo que a mi edad no es muy común, menos trabajando en TV. Sigue mi tesis de que soy un chico muy fome para el espectáculo farandulero, no tengo nada que ofrecer, no soy ése que buscan y persiguen o ése que les gustaría que fuera. Es por esto, que me autoveto. Sí, me prohíbo de los espacios de farándula, me margino... al menos por un tiempo, quizá hasta que me dé cuenta que tengo algo que aportar a los pelambres. Ni siquiera cuando tuve la oportunidad y sobrexposición lucré con ello, jamás cobré por una entrevista, nunca fui a hacer un show discothequero, ni cité a la prensa para sacar provecho económico.

Por el respeto a su trabajo, siempre he tenido una buena relación con los medios. Por eso, en toda ocasión me detuve y respondí sus preguntas. Ojalá ahora respeten también mi postura. Quizá ni siquiera debería comunicarlo, pero lo creí necesario, para que no fuera tan sorpresivo mi cambio de conducta. Por fome e inmaduro, tomaré un descanso mediático.

Yo me siento un afortunado, trabajo en el programa radial más escuchado entre las 3 y 5 de la tarde, en el matinal más visto de la televisión, las redes sociales más seguidas del país, escribo mi opinión en un diario de circulación gratuita todas las semanas y recibo constantemente el cariño de la gente donde sea que vaya, ¿qué más puedo pedir?

Posdata

Una última reflexión: aunque yo no hable, es muy probable que sigan hablando de mí, porque trabajo públicamente. Por eso, creo que no me quedará más que aceptarlo y tomármelo con humor.

Muchas veces se asume que una persona que queda ciega, se sume en una total oscuridad, lo que el periodista de la BBC Damon Rose, desmintió. Damon, que perdió la vista cuando era niño por una cirugía inapropiada, quedó completamente ciego, pero dice que lo que percibe no es absolutamente negro. Su diagnóstico médico dice que tiene "NLP" lo que significa que no puede ver luz, pero él asegura que lo que ve son fragmentos de luz brillante y colorida, que es siempre cambiante y, además, que a menudo lo distrae increíblemente. A esto se suma que describe formas geométricas, garabatos y nubes, pero que todas cambian constantemente. El periodista explicó que cuando cierra sus ojos para intentar que se vayan, las figuras y manchas no desaparecen, y que extraña los momentos de completa oscuridad. Al principio, Damon pensaba que esos destellos de luz significaban que su vista estaba volviendo, y se sentaba horas a observar esos fuegos artificiales. Ese "zumbido visual", como llama él a lo que se mantiene en su campo de visión, es una compensación de su cerebro por no recibir ninguna imagen, según ha averiguado.