• El día en que por primera vez un marino dijo ser gay

    Desde que era niño supo que era homosexual. Pero sólo a los 24, Mauricio Ruiz se atrevió a hacerlo público. Aunque su pareja no estaba de acuerdo, lo besó tras la histórica confesión.

    A la primera persona que llamó Mauricio Ruiz tras su confesión pública, fue a su hermana. Afuera de la sede del Movimiento de Liberación Homosexual (Movilh), lo esperaba su novio, Jorge, con quien lleva más de dos años. Casi todos los demás que estuvieron presentes cuando "salió del clóset" eran desconocidos. Y todos tenían muchas preguntas, pero Mauricio muchas veces no estuvo dispuesto a dar detalles. Sobre todo al momento de especificar qué le había pasado dentro de la institución y por qué habían tenido que tomar medidas contra alguien que lo había hecho sentir incómodo por ser homosexual.

    Dar el paso fue difícil. Ni siquiera su pareja estaba de acuerdo con la decisión y discutieron muchas veces por el tema. Jorge no compartía que Mauricio quisiera hacerse respetar por su orientación sexual, "bastaba que lo respetaran porque era simplemente una persona", reveló un cercano de Mauricio a hoyxhoy, quien prefirió no dar a conocer su identidad. "Dentro de la institución, sólo los más amigos sabían que él era gay", añadió la fuente, quien contó que incluso salían a festejar todos juntos: la pareja gay y todas las demás parejas heterosexuales.

    Un pionero derriba mitos

    Mauricio tiene 24 años, es oriundo de Chillán y vive en Valparaíso. Desde pequeño supo que era gay, pero sólo ayer se atrevió a hacerlo público. Trabaja en el Puerto desde hace siete años, como marino en el área de operaciones. Vive solo, pero está en permanente contacto con su familia: sus padres y sus dos hermanos.

    "En la vida no hay nada mejor que ser uno mismo", "me siento contento porque ya no voy a estar fingiendo nada" y "no ha sido muy fácil en lo personal dar este paso", son algunas de las frases generales que estuvo dispuesto a pronunciar frente a decenas de flashes y micrófonos ansiosos por saber más.

    Una de las principales motivaciones para su confesión, afirmó Mauricio, tuvo que ver con derribar mitos. "Un homosexual no va a salir corriendo ni se va a tomar las mechas cuando haya guerra", explicó a la prensa, sonriente con su broma. Marcelo Schilling, diputado PS también estuvo presente. Su mensaje fue directo hacia sus pares: "Estoy aquí para decirle a los diputados homofóbicos que el valor y la disposición en la guerra, no tienen nada que ver con las opciones sexuales".

    Representantes del Movilh abrazaron a Mauricio cuando terminó la conferencia. Pero antes de salir de la pequeña sala que albergaba a decenas de periodistas y fotógrafos aglutinados, Rolando Jiménez, vocero del Movilh, quiso destacar la valentía del marino y dar a conocer una visión: "Hoy día en Chile los cuarteles empiezan a salir del clóset". Y los flashes volvieron a encenderse porque abajo esperaba Jorge, el novio, veinteañero, peinado con un pequeño jopo y al igual que Mauricio, vestido de civil. "Era una actividad personal, por eso hoy no lleva su uniforme", se había anticipado a explicar Jiménez minutos antes. Mientras, Jorge sólo miraba en silencio: "No quiero hablar", repetía a quienes se acercaban.

    La pareja se abrazó y sonrió por breves minutos sosteniendo la bandera multicolor de la diversidad sexual.

    En las FF.AA. nada tuvieron que decir más allá de haber dado permiso a Mauricio para participar en la histórica actividad. Por este gesto y tras una conversación de seis meses, Jiménez agradeció al almirante Enrique Larrañaga, comandante en jefe de la Armada. "Es un tema demasiado delicado para la Institución, por el cual prefiero no pronunciarme y dejarlo en manos de quienes corresponde", manifestó en Twitter Edmundo González, antecesor de Larrañaga.

    El legado de Mauricio

    Por suerte y pese a lo delicado del tema, explicó el primer gay asumido de las FF.AA., "no he sido criticado en mi grupo de trabajo". Sobre la existencia de otros gays en la institución, dijo no tener certeza y sentirse esperanzado en que su gesto le sirva a sus pares para atreverse a reconocer su orientación sexual. Antes, contó la fuente cercana al joven, ya había ayudado a alguien más "a "salir del clóset" frente a su familia": a Jorge, el novio que esperó con paciencia que se apagaran las luces.